Hosteleros de la montaña de León lanzan un SOS y piden más medios contra la nieve y menos alarmismo

El único sector que queda en muchos pueblos leoneses afronta el puente escolar de Carnaval con menos de un 30% de ocupación media y quien tiene más reservas ve cómo cada día se cancelan por el miedo que transmiten algunos medios de comunicación. En general, satisfechos con la apertura de carreteras y muy 'quemados' con algunas mancomunidades y ayuntamientos que mantienen los pueblos con espesores de hasta metro y medio de nieve, una auténtica trampa




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"Nieve en León es como una marca, está en los medios, es un estupendo reclamo... pero a veces es más un problema que un beneficio". Esta frase de José Manuel Álvarez, un máximo responsable de la Asociación Leonesa de Empresarios de Turismo Rural (Aletur), resume a la perfección el sentir generalizado de los hosteleros que sobreviven en la Montaña leonesa a las inclemencias hermosas, pero inclemencias al fin y al cabo, que deja la enorme nevada que a que el temporal somete a numerosos pueblos, algunos abocados a alguna de las más comunes incomunicaciones: por carretera, de teléfonos o de internet, que de todo hay.

Es un canto, una llamada de SOS, una alerta, porque en muchos de estos pueblos el turismo rural es prácticamente el último recurso económico para la supervivencia de unas poblaciones que padecen las últimas fases del 'cáncer' de la despoblación. Otra frase categórica, de Ana Cañón, mientras sufre el segundo día de total incomunicación por carretera hacia el Hotel Rural Río Viejo que regenta en Cubillas de Arbas (Villamanín): "Los agricultores o los ganaderos cuando hay una granizada o riada o sequía tienen ayudas... nosotros, si trabajamos, bien; y si no podemos, pues nada", lamenta.

Sobre capas de nieve que en algunos puntos superan ya el metro y medio, surge ahora el debate, en algunos casos la indignación. Pero no es un problema de 'nevadonas', creen María Peláez y Gorka Abaitúa, en cuyas Cabañas Patagónicas de Maraña sufren los efectos del "pan de cada día, porque nos pasó lo mismo en diciembre y el año pasado...".

"No podemos esperar a que haga sol o llueva"

"No hay derecho a que nos encarcelen, no podemos salir, tenemos cinco niños, y los clientes no pueden entrar, es una pena que se tenga que producir un accidente, algo grave para que nos hagan caso", relata María, desesperada tras pasarse "horas con nuestra pequeña fresadora trabajando a destajo, quitándolo de horas a nuestro negocio y nuestras familias, para que la Mancomunidad no venga a abrir y el Ayuntamiento no haga nada". Porque "estamos en el siglo XXI, no es lo mismo que hace 20 años, y no podemos esperar a que haga sol o llueva para solucionar esto".

Lo que las instituciones tienen

Para mantener abiertas las carreteras de titularidad autonómica, la Junta de Castilla y León ha aireado esta nueva campaña que dispone de 139 máquinas quitanieves, pero como los últimos años, sin especificar cuántas se destinan a la provincia de León.

Por su parte, la Diputación de León -'dueña' de una red provincial de 1.300 kilómetros de carreteras- trabaja este invierno con 16 quitanieves (camiones con cuña) y 5 'fresas', las únicas que abren son problemas con espesores como los de este año en los accesos más azotados. Una plantilla de 35 personas, estos días a destajo, apenas da a basto con la que está cayendo, admiten desde la institución.

Carreteras, aprobado; pueblos, suspenso generalizado

En honor a la verdad, casi nadie se queja de que las carreteras no se abran, o al menos se asume de manera generalizada que "es difícil llegar a todos los sitios bien, los medios dan para lo que dan", admiten desde Aletur. El problema es que "la Diputación llega hasta la entrada de los pueblos", relata su experiencia el propietario del Refugio de Ferreras del Puerto (municipio de Puente Almuhey), donde están acostumbrados a sentirse maltratados después de que en pleno verano se erigieran con el dudoso honor de ser, posiblemente, el pueblo más desconectado de los servicios más básicos.

En otro valle muy lejos de allí, en el Alto Sil, desde los apartamentos turísticos rurales de Mil Madreñas Rojas en el pueblo de Salientes, se repiten argumentos. Y eso que allí la máquina sí cabe por una calle y "consigue llegar hasta la plaza del pueblo" y, al contrario que en otras poblaciones, allí "sí se puede al menos aparcar", menciona Antonio Robles.

"La gente ve la tele, se agobia y cancela"

Allí no hay problemas con niños sin escuela ("el niño del pueblo soy yo... y tengo 51 años", ironiza) pero sí se repite un problema que a casi todos los afectados les agobia, y mucho: "La mayor parte del tiempo el acceso por carretera es posible pero la gente ve la tele y se agobia, y cancela; no te imaginas la rabia que da" perder negocio.

Ahora "en el pueblo no entra una máquina" y la solución es, como en casi todos los casos, que "los vecinos tiremos de pala y abramos, con placas de hielo de 20 centímetros que no hay quien pueda". Ni los esforzados miembros de Protección Civil.

Y entra aquí otro debate: el del alarmismo de algunos medios de comunicación. "Algunos como vosotros nos llamáis, contáis como está la cosa de verdad, pero mira, luego llega Antena 3 por ejemplo e informa una reportera en directo que no se puede acceder a tal pueblo... ¡y ellos han llegado con un pedazo de furgón con satélite, joder! Es un poco de alarma social" que produce "anulaciones masivas".

Lo manifiesta Anselmo Vidal, del Albergue La Parada del pueblo de Maraña, quien sin embargo en esta 'nevadona' admite que "nosotros aquí llevamos tres días que la máquina no viene" y otro tanto "sin podernos mover, porque tenemos los vehículos sepultados bajo metro y medio". Ni eso le quita la sonrisa a este optimista empedernido, que hasta ha tenido tiempo de inventarse al superhéroe DepaladorMan, el que acude al rescate de los vecinos pala en ristre cuando la puerta queda trancada por la nieve.

Siendo francos, casos como los de Maraña o los pueblos del valle de Arbas son excepcionales. Desde Aletur, Álvarez sondea los socios y corrobora que muchísimos accesos están bien, "aunque mira, es verdad que a mí me acaban de anular en Vegacervera, más por miedo y precaución de la gente que por accesibilidad real al Refugio de Valporquero". Los hosteleros que "somos ya una de las últimas bazas económicas de los pueblos, un recurso de primer orden" recomiendan a los clientes no dejarse llevar por impulsos y contactar directamente con ellos: "Les vamos a informar bien, seremos los primeros en avisarles que no vengan si está difícil".

Y es que este fin de semana, que en Castilla y León tiene vacaciones escolares de Carnaval, es una buena fecha que se está yendo al garete. Entre un 25 y 30% de ocupación media tan sólo en los alojamientos rurales asociados a Aletur.

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