Un laberinto interminable

Joselito Adame, Luis David y Alejandro Marcos cortan una oreja en una insufrible tarde

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 Un laberinto interminable
Un laberinto interminable

Un laberinto fue la última corrida de a pie, una interminable tarde que se alargó hasta las diez de la noche.

Luis David Adame entró en el laberinto con el mejor lote,‘Garavitillo’ tuvo recorrido y emoción, pero pedía firmeza que por momentos dio Luis David, que tuvo que parar su camino hacia el final del laberinto por fallar con la espada. Alargó su presencia dando una vuelta al ruedo y espero en su sitio para poder buscar de nuevo la salida. Con ‘Bilbalero’ firmó una faena con buenos momentos aislados que no llegó a romper del todo. Una estocada sin puntilla hizo enloquecer al público, tanto que pidió las dos orejas. A Ramón le llevaban pidiendo toda la Feria criterio, pues bien, esta tarde no le importaron los pañuelos y tomó su propia decisión no concediéndole la segunda oreja.

Y en el laberinto entró también Alejandro Marcos con el peor lote, no en vano, con el primero tuvo que hacer un esfuerzo frente a un toro que no humilló nunca y no tuvo franqueza en las embestidas. Milagrosa pareció una tanda al natural con el toro jugando al despiste cambiando continuamente su embestida. Falló con la espada Marcos, otro obstáculo en el laberinto, que se estrechaba, y además recibió un fuerte golpe en el codo, que tras escuchar dos avisos hizo que marchara a la enfermería tras darle muerte y recibir una ovación. ‘Alegre’ huyó haciendo honor a su nombre, con alegría, manseó desde el capote hasta el final y le costó a Marcos encontrar el sitio en el que hacerle embestir. El salmantino estuvo firme y dispuesto, sin poder hacer más, pinchó y dejó una estocada muy efectiva que saldó con una oreja en el final del laberinto infumable en el que se había convertido al tarde.

Un brillante par de Fernando Sánchez y Sergio Aguilar hicieron creer a todos que aquello no era un laberinto sino una plaza de toros, se desmonteraron. Pero la primera faena de Joselito no brillaría, tan solo muletazos aislados, sin rotundidad a un toro que además, se fue rajando. Lo mejor el final con buenos trincherazos y una estocada que le sirvió para cortar una oreja. Con ‘Gironero’ el único que destacó fue Óscar Bernal que dejó el mejor puyazo de la feria. Tras él, vuelta al laberinto, Joselito no consiguió acoplarse y escuchó los pitos de un público helado.

Javier Castaño, que había pasado una odisea con la recuperación de la cornada en el cuello sufrida en Navaluenga, se vio inmerso en un laberinto que nada se pareció a la reaparición que pudo haber soñado en su plaza. El primero de la tarde embistió despacio pero le faltó empuje y humillación. Fue ovacionado en su primero y silenciado en el sobrero de la Ventana que salió tras romperse el pitón derecho el quinto, un toro que tuvo buena condición y con el que Castaño se acopló por momentos pero no hubo contundencia y la faena no tomó forma. A la hora de entrar a matar, Javier notó falta de fuerza y opresión en el pecho y tras matar al toro se dirigió a la enfermería y después al hospital por una insuficiencia respiratoria. Suerte para Javier en el laberinto en el que se encuentra ahora.

Castaño, los hermanos Adame y Marcos salieron del laberinto a pie, al igual que los aficionados, que pudieron salir vivos de él tras ver nueve (que no ocho) toros . Una tarde que se hizo interminable para algunos e insufrible para otros y que terminó a las diez de la ya cerrada noche.

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