Nuestro GPS particular nos lleva en esta ocasión hasta uno de los lugares más secos del mundo, el desierto de Nazca en Perú, dónde la temperatura media es de 29 grados y pasan años enteros sin que caiga ni una sola gota de agua de lluvia. Entre la localidad de Nazca y Palpa, nos encontramos de lleno con uno de los más grandes enigmas de la humanidad, el que se conoce como “Líneas de Nazca”. 

La primera alusión a este impresionante lugar la hace el conquistador Pedro Cieza de León en 1547 quién hablaba en sus crónicas de unas extrañas señales que no llegaba a poder interpretar. Fue Luis Monzón quién escribe en 1568 que aquellas líneas eran caminos, una especie de carreteras que cruzaban el terreno de forma anárquica. Los primeros en distinguir las formas y dibujos, fueron los pilotos peruanos, quienes desde el aire mientras sobrevolaban la zona, podían distinguirlas con relativa facilidad. 

Algunos destacados científicos comenzaron a investigarlas apuntando hacia el significado ritualístico y religioso, pero fue a través de las investigaciones de la matemática y arqueóloga alemana María Reiche Neumann, quién las estudió durante casi seis décadas, cuando se dio a conocer esta singular área de la Pampa peruana a todo el mundo.  María Reiche trabajó sobre la hipótesis de que estos dibujos tenían un significado astronómico, algo así como un macro calendario. 

Más tarde, en 1968, el gran escritor Erich von Däniken publicó “Recuerdos del futuro”, libro que se convirtió en un auténtico best seller y en el que se afirmaba que las líneas eran la prueba irrefutable de que el hombre había recibido la visita de seres extraterrestres. Pero si le parece, de esta posibilidad hablaremos un poco más adelante. Al margen de lo escrito por von Däniken, se han realizado en la zona importantes estudios y excavaciones amparadas por la ciencia más estricta y de los que se han extraído datos concluyentes.

Pero centremos este interesante asunto y comencemos por describirlas con cierto detenimiento. Podemos afirmar que las líneas de Nazca son perfectas. Recorren en algunos casos muchos kilómetros de extensión sin apenas sufrir desviaciones en los trazos rectos, muestran un alto nivel de conocimientos en geometría y muestran un claro sentido de la proporción que aún hoy en día sigue asombrando a los más incrédulos. ¿Pero dónde está uno de sus grandes misterios? Estos dibujos y trazos pasan totalmente desapercibidos desde tierra, pareciendo a ras de suelo simples surcos. Para verlos en plenitud se hace necesario sobrevolar la zona en avioneta, como mínimo a unos doscientos metros de altura y lidiando con las dificultades que encierra sobrevolar esa área por las condiciones que la envuelve.  

Entre las representaciones más conocidas en Nazca y Palpa, nos encontramos con la conocida como “la araña”, “el mono”, “el cóndor”, “el astronauta”, etc. Casi todas las representaciones fueron hechas en superficie llana, salvo algunas que aparecen sobre las laderas de las pequeñas montañas de la zona.

Es curioso ver como en el caso de los dibujos de las laderas de las colinas, lo que se representa es la figura de hombres, algunos con claras evidencias de deidad o magnificencia al estar representados con líneas que forman rayos o incluso aparentes cascos. La profundidad de las líneas oscila entre los 20 y 30 centímetros, y aún siendo poco profundas, son visibles desde las alturas con notable claridad ya que el cambio de color de los estratos hace que el contraste sea evidente. ¿Pero quiénes y cómo se hicieron estos dibujos a vista de pájaro? Existen algunas teorías, unas más alejadas de la ortodoxia que otras, pero a las que se hace necesario prestar atención.

Los primeros habitantes de la zona debemos ubicarlos hace 15.000 años. A lo largo de los tiempos se expandieron y desarrollaron diversas culturas entre las que destacaron la de Paracas y Nazca. Éstos últimos pudieron ser los creadores de estas descomunales representaciones –un total de 1000 rectas kilométricas en algunos casos y cerca de 800 figuras animales en su mayoría- para lo que pudieron usar cuerdas para mantener lo lineal de las formas y formar grandes cuadrículas que le permitieran llevar a escala sus modelos. ¿Pudieron los nazca sobrevolar el desierto hace miles de años? Parece imposible tan solo plantearlo, a pesar de que en mucha cerámica con esa datación, se reflejan representaciones de supuestos globos voladores y aparentes hombres-pájaro. 

Los arqueólogos han centrado la datación  oficial de las líneas entre el 550 y el 650 DC basándose en estudios realizados con el carbono 14 a las piedras de alrededor de los surcos. Como es sabido, esta prueba no es concluyente cuando se realiza sobre material altamente expuesto a las inclemencias meteorológicas, y máxime cuando ni siquiera se realizó directamente en las líneas. Sin embargo la datación no oficial, directamente de los surcos se retrotrae al periodo entre el 15.000 y el 15.500 AC. Esta segunda datación es controvertida y muy discutida ya que supondría avalar la teoría de María Reiche quien afirmaba que una cultura muy anterior las había realizado.

Así pues, envueltos en un mar de confusiones variopintas, nos encontramos con argumentos de todo tipo que intentan explicar el sentido de las líneas por una parte y por la otra, explicar cómo fueron realizadas. Las hipótesis que se barajan son principalmente cuatro: la primera apunta a que se trataba de un lugar de culto. Varias culturas han vivido desde hace dos mil años en toda esa zona, donde hacían dibujos muy parecidos en sus cerámicas y en sus tejidos. Las líneas formarían parte de diferentes cultos para atraer agua hasta ese lugar extremadamente árido. Algunas de las líneas unen la zona con otras más alejadas en las que existen montañas consideradas como mágicas. Por lo tanto esta primera hipótesis apuntaría a que todo el entramado sería un enorme centro religioso-espiritual. 

La segunda hipótesis de trabajo es la que propone que algunas líneas siguen el trazo de acuíferos subterráneos y que servían de guía a modo de mapa sobre el terreno para saber donde estaba su ubicación y facilitar así la extracción de agua a través de pozos. No sería descabellado pero aún así, solamente se explicaría el sentido de algunas de ellas y no de la totalidad de los trazos. La tercera hipótesis las relaciona directamente con cultos a los fallecidos a través de esa maraña de entramados que servirían de malla natural y de tipo protector. La hipótesis más extravagante si se me permite la expresión, es la que apunta a la posibilidad extraterrestre y que el escritor suizo Eric von Däniken se encargó de predicar en su libro y en sus innumerables conferencias e intervenciones públicas.

Eric von Däniken y los extraterrestres

Este controvertido escritor las considera una de las pruebas de que el hombre en la antigüedad ha tenido contacto con culturas extraterrestres y que éstas les había influido de sobremanera como también ocurrió en Egipto y el entramado de pirámides del Valle de los Reyes. Däniken afirma que Nazca era un sistema de aterrizaje para naves tripuladas por seres que posteriormente serían considerados como dioses. 

No somos pocos los que consideramos los postulados del escritor poco serios y sujetos con las pinzas de lo irracional. Partiendo de que existieran seres en otros planetas o sistemas galácticos, algo que quizá sea mucho punto de partida, me hago algunas preguntas: ¿Por qué necesitarían pistas de aterrizaje tan largas?, ¿su tecnología no permitía el aterrizaje vertical como hacen nuestros aviones Harrier? ¿Podrían realizar las maniobras de aterrizaje o despegue esas supuestas naves en una pista con forma de pata de araña o de cola de mono? Eric von Däniken pasó posteriormente a defender que esas representaciones sobre el terreno estaban hechas por los indígenas con el fin de propiciar la vuelta de los extraterrestres a la tierra, como una especie de culto a las deidades provenientes del espacio.

Sean lo que sean y sirvieran para lo que sirvieran, lo cierto es que las líneas de Nazca son un gran enigma de la Historia y sin lugar a dudas están llenas de grandes incógnitas aún por destapar. Al margen de para qué se crearon, el gran misterio sigue siendo cómo se hicieron, con qué conocimientos de la perspectiva y la precisión para que desde ras de suelo, se pudieran hacer dibujos para ser vistos exclusivamente desde el aire en una época en la que no existía la posibilidad de volar para el hombre. Un lugar considerado mágico y reconocido por la Unesco en 1994 como Patrimonio de la Humanidad.

Un paseo por el cielo de Nazca, sobrevolando arañas, monos, pájaros y otros animales entre surcos, sin lugar a dudas se convierte en todo un estímulo para los amantes del misterio y los ávidos buscadores de respuestas. 

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