Ascol cumple 25 años al servicio de los pacientes con tumores de la sangre y de sus cuidadores

Desde su constitución en 1992 la Asociación contra la Leucemia y Enfermedades de la Sangre de Salamanca lucha por facilitar recursos a pacientes y familiares para intentar mejorar la calidad de vida de ambos colectivos. La conmemoración tiene lugar este sábado en la Hospedería Fonseca

 Ascol cumple 25 años al servicio de los pacientes con tumores de la sangre y de sus cuidadores
Ascol cumple 25 años al servicio de los pacientes con tumores de la sangre y de sus cuidadores

En 1992, un grupo de personas impulsadas por el Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca, que en ese momento dirigía el doctor Antonio López Borrasca, decidió poner en marcha una asociación que se ocupara de la parte más humana de los pacientes con un cáncer en la sangre.

“Médicamente, los pacientes estaban muy bien tratados, pero les faltaba el apoyo psicológico para afrontar una situación como ésta”, explica Ascensión Hernández, profesora de la Universidad de Salamanca y presidenta de Ascol, que hace ya un cuarto de siglo que es una realidad.

Bajo el nombre de Asociación contra la Leucemia y Enfermedades de la Sangre de Salamanca, esta entidad lleva ya veinticinco años luchando por hacer más fácil la vida de pacientes con tumores de sangre y familiares. Por eso, este sábado, de 10:30 a 14:00 horas en la Hospedería Fonseca, celebrará su aniversario haciendo un recorrido por los principales hitos y dificultades que se ha encontrado la organización en estos años.

Así, durante la reunión se hablará del primer objetivo que se puso Ascol en sus inicios, con la apuesta por la creación de una unidad de trasplante de médula ósea en el Hospital Universitario de Salamanca. Un reto en el que pusieron tanto empeño que en octubre de 1995 la unidad, ubicada finalmente en la capital charra, llevó a cabo su primer trasplante de médula ósea.

A partir de aquí, Ascol ha dedicado este cuarto de siglo a cuidar a los pacientes y sobre todo a sus cuidadores. “Estos cánceres son muy largos y los pacientes están mucho tiempo ingresados; si tienes un familiar enfermo, quieres estar con él, pero es agotador al mismo tiempo”, enfatiza Ascensión Hernández. Así, destaca que la asociación tiene dos pisos destinados a que vivan los familiares de estos pacientes o incluso los propios enfermos que tienen que desplazarse desde su ciudad de origen para acudir a una revisión al hospital.

Además, Ascol tiene tres trabajadores, la cesión de una sala en la planta de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca y pequeñas subvenciones, pero, como apunta Hernández, “una de las mayores dificultades es la economía”. Por eso, declarada de utilidad pública en 2004, la asociación se acoge también a la Ley de Mecenazgo y su objetivo a largo plazo se centra precisamente en intentar crecer como colectivo para poder dar la mejor cobertura posible tanto a pacientes como a sus cuidadores.

La leucemia mieloide agua

Como reflejo del avance a nivel de diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades en estos veinticinco años de vida de Ascol, la doctora Belén Vidriales, del Servicio de Hematología del Hospital de Salamanca, es la encargada de abrir la jornada con una conferencia sobre la leucemia mieloide agua, un cáncer de la sangre en el que se ve afectada la médula ósea.

“La clínica de la enfermedad se caracteriza por una proliferación incontrolada de células mieloides y una falta de producción de células normales por parte de la médula ósea, lo cual provoca anemia, una reducción de las plaquetas y, normalmente, un aumento de los leucocitos, explica la doctora Vidriales.

A nivel biológico, actualmente se conocen mucho mejor que antes las características de las células tumorales, lo que ha permitido “descubrir que la leucemia mieloide aguda no es sólo un tipo de enfermedad, sino varias”, añade la doctora. Al mismo tiempo, la incorporación de estudios fenotípicos, citogenéticos y genómicos han permitido tres cosas muy importantes: conocer mucho mejor la enfermedad, establecer diferentes grupos de pacientes según el pronóstico e identificar alteraciones que pueden convertirse en nuevas dianas de tratamiento.

“Se está abriendo un gran abanico de oportunidades de diagnóstico y tratamiento que están mejorando la calidad de vida y el pronóstico de estos pacientes”, apunta la doctora Vidriales, quien señala también el avance que se está produciendo de manera paralela en otros cánceres de sangre.

 

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