Los clientes de servicios funerarios también cambian sus hábitos aunque poco a poco. Los entierros de carácter religioso siguen siendo la gran mayoría, en torno al 95%, frente a otras opciones que, sin embargo, ganan adeptos. De hecho, los no creyentes cada vez son más, aunque de momento siguen adaptando sus funerales a la tradición.
Eso sí, lo que antes era imposible sigue ganando adeptos y porcentualmente, poco a poco, aumenta. Por ejemplo, las familias, entre los sepelios alternativos, tienden a juntarse todos en una capilla y, ajenos a una misa funeral común, disertan sobre la persona que ha perdido la vida o llevan a cabo lecturas relacionadas. Las funerarias, de esta manera, están poniendo en práctica cada vez más el llamado homenaje a la vida en el que se pueden reproducir canciones escogidas anteriormente y se lee un escrito. En estos casos, se puede escoger, incluso, que la propia empresa sea quien redacte el mismo.
Asimismo, la gente que no es creyente plantea los ritos de diferente manera. De hecho, en vez de conducirlo un sacerdote lo puede llevar otra persona que puede ser de la misma familia o de la empresa escogiendo otros lugares que no sea la iglesia como el propio tanatorio o la intimidad de la sala.
Tras ello, y después de hablar del difunto para compartir la vida de esa persona, la gran mayoría solicita que se lleve el cuerpo directo al cementerio o al crematorio. También los hay los que no realizan ninguna ceremonia y solo despiden a su allegado en la sala del velatorio y cuando llega la hora que han elegido, se despiden sin ceremonia de ningún tipo.
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