Cuarenta años del asesinato de un salmantino en los 'Sucesos de Vitoria': "Fue a mover el coche y ya no volvió"

 Cuarenta años del asesinato de un salmantino en los 'Sucesos de Vitoria': "Fue a mover el coche y ya no volvió"
Cuarenta años del asesinato de un salmantino en los 'Sucesos de Vitoria': "Fue a mover el coche y ya no volvió"

Ya son 40 años, cuatro décadas en las que una familia salmantina sigue buscando verdad, justicia y reparación. Y no solo ellos, sino tantas afectadas que ahora convergen en la Asociación 3 de marzo, día en el que ocurrieron los 'Sucesos de Vitoria'. Así los llaman de manera oficial aunque en la asociación son algo más duros con las palabras y hablan de asesinatos.

Para quien no lo viviera o no se acuerde de ello, hay que remontarse a, precisamente, el 3 de marzo de 1976 en la capital alavesa. Allí se celebraba una amplia huelga secundada por miles de trabajadores que se reunieron en la iglesia de San Francisco de Asís, en el barrio de Zaramaga, y de la que salieron cientos de heridos y cinco personas muertas debido a los disparos de la Policía Armada. Entre ellos se encontraba José Castillo, de 32 años y natural de Morasverdes, que dejó una familia atrás con una viuda y dos hijos pequeños. 

Apenas hacía tres meses de la muerte de Francisco Franco y la democracia todavía era lejana. Al mando del Gobierno se encontraba por aquel entonces Carlos Arias Navarro, siendo Manuel Fraga ministro de Gobernación y Rodolfo Martín Villa, el de Relaciones Sindicales. A ellos, junto con el ministro de la Presidencia, Alfonso Osorio, y el capitán de la Policía Armada Jesús Quintana, el encargado de la operación a pie de calle en la iglesia, les imputan responsabilidades desde la asociación.

Sin embargo, ya existió un juicio militar en la que la versión oficial fue que los disparos se realizaron en defensa propia, algo que no tiene sentido para Andoni Txasko, el presidente de la asociación. Él defiende que en aquella iglesia había cinco mil personas en una asamblea pacífica que sitió la Policía Armada. "Dejó premeditadamente que se llenara y luego la sitió. Instó a salir a la gente y gaseó la iglesia con botes de humo", asegura. Después de esto, los trabajadores que se encontraban fuera intentaron atraer a los policías para que los que estaban dentro pudieran salir ante el sitio del lugar y "los agentes lo que hicieron fue ametrallar indiscriminadamente a todos. El resultado fueron cinco muertos".

De estos solo uno era de Vitoria, como recuerda Andoni. "Aquel movimiento plural obedecía a unas reivindicaciones justas para lograr mejores condiciones y derechos y libertades de las que se carecían", afirma. Y allí estaba José Castillo, salmantino, que murió días después en el hospital y al que llegó a visitar el propio Manuel Fraga poco antes de fallecer el 7 de marzo.

Salió a mover el coche

El caso de José Castillo es realmente crudo. Él era un obrero pero no estaba participando en la protesta. Así lo afirma su familia que cuenta que acababa de llegar a casa de trabajar cuando todo ocurrió. "Fue a mover el coche de la puerta. Salió de casa sin decirnos adiós, sin darnos un beso y ya no lo volví a ver más", se lamenta la viuda. 

Poco más puede decir de aquel suceso que le marcó, como es obvio, un antes y un después. Solo recuerda que estuvo preguntando a familiares y vecinos que sí estaban en la huelga ante las informaciones que se escuchaban en los medios de comunicación. Había varios heridos y un presentimiento le decía a Andrea que José era uno de ellos. Poco después le llamaron del hospital. El presentimiento era cierto.

Andrea tuvo que salir de Vitoria junto a sus hijos porque quedarse era revivir la dolorosa historia que luego, además, le contó la viuda de Bienvenido Pereda, otro de los muertos en aquella matanza después de más de dos meses en el hospital. "Me contó que habían tenido que esconderse en un portal. Dijeron vámonos para casa porque esto ni nos va, ni nos viene. Pero una sola bala le mató a los dos", recuerda.

Grabación de la policía

Los comentarios de los agentes de la Policía Armada durante el suceso indigna a la Asociación 3 de marzo, que considera muy claro que se trató de algo premeditado con frases como "al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos? Si hay gente ¡a por ellos! ¡Vamos a por ellos!" u otros como "¡Está repleta de tíos! ¡Vamos a tener que emplear las armas! Gasead la iglesia. Interesa que vengan los charlies porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas seguro".

En plena 'batalla' también hay comentarios de los agentes que participaron. "Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros. Te puedes figurar, después de tirar más de dos mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! Dile a Salinas que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre". 

Homenaje

Al cuarenta aniversario de los sucesos ha acudido la familia de José Castillo. Durante toda la semana se han llevado a cabo varios actos recordando los asesinatos del 3 de marzo de 1976. Así, este mismo 3 de marzo asistirán a una recepción oficial en el Ayuntamiento y habrá una ofrenda florar en un monolito de recuerdo a las víctimas. Será por la mañana ya que por la tarde habrá una manifestación convocada por los sindicatos de la ciudad a la que se puede agregar cualquier colectivo, como dice Andoni Txasko. "El espíritu del 3 de marzo era denunciar las injusticias, falta de libertades, derechos y demás. Ahora hay oportunidad de volver a hacer todas esas reivindicaciones". 

Estas actividades se suman a las que ya han tenido lugar en Diputación o en unas jornadas en las que han participado los partidos políticos. También se ha realizado un memorial recorriendo el barrio de Zaramaga con relatos dramatizados e intervenciones artísticas rememorando la vida en aquella época. Los actos se extenderán, incluso, más allá de Vitoria hasta diferentes puntos de la geografía española. 

Justicia

Poco a poco se está reconociendo la verdad pero no está siendo ajusticiada. Es la queja de Andoni que, desde entonces, no ha parado de moverse para buscar la reparación de las familias afectadas. "No podemos consentir amparar y cobijar a los responsables", dice. "Vamos logrando cambiar. Ya se reconoce en algunas esferas que fue una lucha justa y que la actuación no debió acometerse y hay estudios de la UPV y el Parlamento Vasco que marcan responsabilidades del Reino de España". 

"Lo que no se va logrando nada es en el tema de la justicia. No hay ninguno juzgado. Primero fueron sobreseídos y luego una querella no fue admitida porque ya ha prescrito", lamenta. Por ello han realizado un recurso al Comité Internacional de Derechos Humanos que dice que estos delitos nunca prescriben. Así lo opina la jueza argentina María Servini de Cubría que considera a Martín Villa responsable de la represión, así como también a Alfonso Osorio y Jesús Quintana.

La última iniciativa ha sido la de poner una denuncia en el Parlamento Europeo en 2015 que ha sido admitida a trámite, "un logro importante". En los próximos meses deberán acudir allí para explicar lo sucedido. "Hay posibilidad de acudir a pleno para explicarlo y poder tener una solución al respecto", dice Andoni, que recuerda que muchos países están dando lecciones a España. "No pretendemos que nonagenarios vayan a la cárcel pero sí que la historia se recoja como lo que fue, unos azotes a los derechos. Y mientras, Fraga, con un busto en el Senado donde se le reconoce su lucha por la Transición".

 

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