Desde sus distintas ubicaciones, han representado distintos papeles, la mayoría de ellos inmutables, aunque otros, como el que homenajeaba al de relato Julio Cortázar ‘Instrucciones para dar cuerda al reloj’ interactuaba con quienes le profesaban admiración.

‘Ébano. El árbol de la vida’ tenía incluso música, mientras una lavandera de rodillas homenajeaba a las mujeres que en silencio han cambiado la historia, y una pareja de ancianos rendía tributo al amor sentada en el Paseo del Rastro, desde donde Federico García Lorca contemplaba a los paseantes.

El equilibrio de una estatua sentada en una maleta homenajeaba a los viajeros en el Mercado Chico, mientras la plaza de la Catedral acogía una Natividad de arcilla y en el Mercado Grande una pareja se convertía en la imagen del éxtasis de Santa Teresa que hizo Bernini.

De la mano de la Asociación Española y Comunitaria de Estatuas Vivientes y Teatro, y Giro Teatro, se ha celebrado la primera muestra en Ávila con ocho figuras.

La argentina Tania Met, encarnada en una de ellas, ha explicado que se dedica profesionalmente a este arte desde hace una década. “Se requiere un esfuerzo físico muy grande”, asegura. “Más de dos horas no puedo”, señala poco antes de, embadurnada en arcilla, meterse en su papel y quedarse como de piedra, como una estatua.

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