Una práctica que, pese a estar autorizada por la Dirección General de Recursos Humanos, “resulta paradójico, si tenemos en cuenta la situación en que se encuentra el servicio de mantenimiento”, especificó el inspector en la página 5 del informe. Así, “no existe acomodo entre las categorías y las funciones, pues hay personal que sin tener la categoría correspondiente, desempeña las funciones que les son propias a la misma”, poniendo como ejemplo al personal de la sección de electromedicina, cuyas labores las desempeñaba un jefe de taller, un calefactor y tres electricistas.
Incluso la jefatura de sección de electromedicina en realidad no existía pues “este maestro industrial no ejerce como tal, al estar de alguna manera apartado de toda actividad, en una situación difícilmente comprensible dado el estado organizativo del servicio que no sólo no puede, sino que no debería despreciar a ninguno de sus efectivos, máxime cuando se trata de persona cualificada, orgánicamente adscrito y teóricamente desempeñando una jefatura de una sección al frente de la cual no hay, en teoría, ninguna persona con mayor cualificación”.
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