Las calles de Nava de Francia han vuelto a ser escenario un año más de una singular tradición este último día del año. Es la celebración de El Perrero, un personaje con túnica, un gran rosario al cuello y un látigo en la mano que recorre la localidad serrano solicitando el aguinaldo junto a dos alguaciles y un tamborilero elegidos por el Ayuntamiento. Quien no se lo concede es fustigado.

La tradición manda, además, que El Perrero entre en las casas para ser convidado a licor y a dulces. De igual modo, durante la misa de San Silvestre realiza una ofrenda en la que deposita lo recaudado a lo largo de la mañana por todo el pueblo. 

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