El informe sobre el servicio del mantenimiento del hospital Clínico del año 2010 ya muestra que a pesar de la existencia de un organigrama bien elaborado y estructurado donde se detallan la dependencia funcional y orgánica de cada una de las cinco secciones con que cuenta este servicio así como de las jefaturas de equipo, “la organización real y funcionamiento adolece de defectos importantes que impiden que las labores propias del mismo se lleven a cabo de forma coordinada y sistemática, propiciando la aparición y desarrollo de diversas anomalías, algunas de especial relevancia”.
 
La auditoría realizada un año después y en la actualidad incide en que no se llegaron a corregir estas deficiencias. A lo anterior hay que añadir que el servicio de mantenimiento “carece de los instrumentos adecuados a la complejidad de las tareas a desempeñar y que exigen un mínimo y adecuado control”. Y es que a veces se realizan trámites por los responsables que son desconocidas por quien debe finalmente ejecutar las decisiones tomadas.
 
En primer lugar, el informe del inspector reseña en las páginas 2 y 3 que “existe una clara desvinculación no sólo profesional sino también, y a veces, personal, entre los responsable de mantenimiento (…), lo que se traduce en la falta de circulación de la información de manera adecuada, y conlleva, amén de la correspondiente descoordinación, la incorrecta ejecución de mucha tareas que a veces son decididas con desconocimiento”.
 

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