Corría el año 2003 y el Pleno del Ayuntamiento de Zamora decretaba el nombramiento de Ignacio Sardá como hijo adoptivo de Zamora a título póstumo. Pese a la aprobación del reconocimiento, la ceremonia de entrega no se celebró hasta este viernes 11 de diciembre de 2015. Sin embargo, y a pesar de los doce años de espera, Amparo Pacual, viuda del escritor zamorano, recibía anoche agradecida y emocionada la insignia distintiva y el documento conmemorativo de manos de Francisco Guarido. 

El alcalde del Ayuntamiento de Zamora lamentaba la tardanza de la concesión aunque traía a la memoria de los presentes el refrán de ?Nunca es tarde si la dicha es buena?. De este modo, con el reconocimiento por parte de la corporación municipal, Guarido saldaba la deuda que la ciudad de Zamora guardaba desde hace años con el poeta de Carbajales de Alba, reconocido universalmente. 

El acto estuvo conducido por la periodista Carmen Ferreras y amenizado por el tamborilero Mario Martínez. Miguel Ángel Mateos, ?superviviente? de una generación que se volcó con la figura de Sardá, también quiso rendirle homenaje y confesó que su amor a Zamora lo heredó del escritor carbajalino, quien le transmitió sus ?consejos, palabras, investigaciones, alientos y sobre todo, conocimientos profundos e íntimos? de la ciudad. 

El homenaje finalizó con la lectura de varios sonetos y dedicatorias por parte del público y puso el broche de oro a los actos de conmemoración del centenario de su nacimiento. El nacimiento de un maestro de la palabra, ejemplo de que "con la literatura también se cambia el mundo", como destacó Francisco Guarido. 

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