Por eso, "arrastrados por ese modelo destructivo, nos encontramos hoy en plena crisis mundial: una crisis que es global y sistémica. Es global porque, fruto de una idea de globalización equivocada, los problemas, inequidades y sufrimientos de unos, se trasladan inmediatamente a los demás, con mayor virulencia a los sectores más desfavorecidos. Es sistémica, porque afecta no sólo a uno o pocos elementos de la economía -como algunos pretenden hacernos ver (crisis financiera)- sino al modelo económico, social y ecológico en su conjunto. Las soluciones no vendrán, esta vez, con un arreglo parcial, un parcheo del sistema económico: vendrán por la superación de ese sistema y la instauración de otro más justo y sostenible. De nosotros depende hacerlo posible".
A juicio de estos expertos, el primer paso debe ser la unidad: la negación del concepto de sociedad civil o su reducción a una mera suma de individuos, de individualidades, predicada por el neoliberalismo, debe desaparecer. "Necesitamos estar unidos: concebir la sociedad y reivindicar lo colectivo, como una necesidad para evitar ser destruidos como individuos. Por encima de los aspectos peculiares de cada persona debemos de anteponer “lo común”; los rasgos propios de cada uno nos definen, pero no nos diferencian de los demás".
El tercer paso se refiere a la resistencia. "Los poderes económicos y su ideología -el neoliberalismo- lejos de reconocer la paternidad de una crisis que ellos mismos han provocado, admitiendo en consecuencia su retirada del cuadro de mandos de la sociedad, continúan anclados al poder, aplicando las mismas recetas con las que llevan años construyendo una sociedad injusta y desigual; recetas que en estos momentos de crisis resultan aún más dolorosas si cabe. Por eso tenemos que oponernos a sus intentos de destrucción del Estado de Bienestar; de privatización de la parte del Sector Público que les interesa y degradación de la parte que no les conviene; de recortes en derechos sociales que han costado años y vidas conseguir… Es nuestra obligación moral resistir sus ataques contra el corazón de la Sociedad y, sobre todo, de sus elementos más desfavorecidos", continúa Attac.
Pero, además, consideran hay que pasar a la acción: proponer alternativas, realizar acciones, trabajar para volver a situar a la persona, al ser humano como colectivo como centro de la actividad económica, de donde ha sido desplazado por un conglomerado de intereses y empresas que, a la postre, representan el capital en su versión más monstruosa, el capital financiero. "Es preciso, también, integrar al ser humano y todas sus actividades económicas en el equilibrio de la biosfera. La gente primero; el medio ambiente primero; el planeta Tierra primero; la cultura primero; las tradiciones primero; los pueblos, familias, costumbres… casi cualquier cosa debería tener prioridad ante los poderes económicos, el capitalismo productivo, el capitalismo financiero, mercados, activos financieros, movimientos de capitales… Es una cuestión de justicia, de equidad, pero también de supervivencia: el actual modelo económico está deteriorando los recursos naturales sobre los que se sustenta, no sólo la vida de otras especies animales y vegetales, sino también la propia vida humana y el desarrollo económico y social", concluyen.
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