El presidente de la Unión Deportiva Santa Marta, Raúl Sánchez Borrego, se encuentra en una situación de incertidumbre después de la tangana que se formó el pasado sábado en el San Casto en el partido que enfrentaba al Liga Nacional de los tormesinos con la Cultural Leonesa. Una dura entrada de un jugador visitante inició una serie de comentarios en la grada que acabó con la ya conocida patada en la cara del presidente del club salmantino a un seguidor visitante.
Esta podría implicar también su inhabilitación como miembro de la Junta Directiva y asambleario de la Federación de Castilla y León de Fútbol. Allí fue nombrado el pasado mayo de 2016 después de que Marcelino Maté fuera reelegido como presidente. Repetía cargo del mandato anterior, junto con su homólogo en el Guijuelo, Jorge Hernández, y el secretario provincial, Miguel Hernández, y este se alargaba hasta el próximo año olímpico, 2020.
Sin embargo, los Estatutos de la Federación de Castilla y León de Fútbol recogen varios supuestos en los que tendría que abandonar el cargo. En su artículo 30 se dice que para ser miembro de cualquier órgano de la FCyLF no se debe estar sujeto a corrección disciplinaria, de carácter deportivo, que le inhabilite para ello, ni haber sido inhabilitado por sentencia judicial para el desempeño de un cargo público.
Raúl Sánchez tiene abiertos los dos frentes después de la denuncia interpuesta que seguirá por vía penal y del reflejo en el acta del colegiado de la contienda, Alfonso Vicente, de los sucesos ocurridos en la grada. De hecho, el juez único de Competición, Miguel Mambrilla, encargado de las sanciones deportivas en Tercera División y Liga Nacional, se pronunciará sobre los hechos este martes si bien, dada la gravedad de los hechos, podría pedir información a los clubes antes de interponer la sanción deportiva que, por otro lado, podría recurrirse posteriormente ante el Comité de Apelación en primera instancia.
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