El informe recoge que los recursos globales aprobados alcanzan los 6.146 millones de euros, un 3,6 por ciento más, pero en realidad es de un 2,7 en términos constantes, aclara la Cosce. Así, considera que “este incremento supone un leve cambio en la tendencia, pero teniendo en cuenta el fortísimo deterioro acumulado en años anteriores es un cambio insuficiente”. Y es que aunque hay un ligero aumento de las tasas de crecimiento de los recursos no financieros, “es un cambio marginal y apenas afecta a la distribución de fondos, son necesarios más cambios si se quiere tener una estructura de los fondos más equilibrada y creíble, máxime si luego no se usan”.
Según el informe, los fondos de I+D, la financiación de los organismos públicos de investigación y las becas de formación “no recuperan en absoluto el terreno perdido y acumulado desde 2009”. Y es que, por ejemplo, la ejecución presupuestaria en 2012, últimos datos conocidos, muestra que una parte importante de los fondos no se ha llegado a utilizar, por lo que al final el gasto real en investigación es todavía inferior al que reflejan al inicio de cada año los presupuestos.
Para Carlos Andradas, presidente de Cosce, “vista la experiencia del año pasado y los presupuestos de este, estamos abocados de nuevo a depender de créditos extraordinarios para las convocatorias del Plan Estatal de Investigación. Además, la escasez de recursos presupuestarios no es el único problema que tiene el sistema”. La Confederación de Sociedades Científicas considera que existen muchos otros problemas relativos a la estructura y gestión del sistema “que lo lastran de raíz y en los que hay que avanzar en paralelo”, como la ejecución presupuestaria, la puesta en marcha de la Agencia Estatal de Investigación, los cambios en las empresas para avanzar en la inversión privada y la falta de integración en la política general. “¿Cuántas veces se ha mencionado la investigación en el Debate Sobre el Estado de la Nación?”, apostilla Andradas.
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