-Después de casi dos décadas vuelve a formar parte del equipo de gobierno de la Universidad de Salamanca. ¿Qué ha supuesto este regreso, además, en un momento clave para la USAL en la que está a punto de celebrar sus ochocientos años de historia?
-La coyuntura es distinta. Fueron seis años en el rectorado con Ignacio Berdugo hasta que salí para ser el coordinador del Consorcio General del Consorcio Salamanca 2002 en el año 2000. Han pasado casi 17 años y ahora supone la finalización de un mandato rectoral. Aquel fue un año muy importante, porque estábamos consolidando las grandes reformas universitarias y ahora se está en el inicio de la conmemoración del octavo centenario. Sin duda, supone el relanzamiento de la Universidad. Son etapas muy diferentes pero ilusionantes las dos.
-Tras su paso por el Partido Socialista, ahora la relación con los políticos y representantes públicos las va a vivir desde otro ámbito. ¿Cómo ha de ser esta relación?
-No creo que haya grandes cambios. Siempre, por la responsabilidad que tuve en mi etapa anterior, la relación tiene que seguir siendo constante como no puede ser de otra manera con los representantes de las distintas instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta de Castilla y León y el Gobierno de España. La relación siempre ha sido fluida, fructífera y de formulación de propuestas permanentes en favor de la Universidad y de su contexto territorial. La dimensión es provincial, autonómica... Pero también nacional e internacional con Europa e Iberoamérica.
-Recientemente ha tomado posesión como vicerrector de Promoción y Coordinación. ¿Qué cometido tiene y cuáles van a ser las principales líneas de trabajo?
-Este es un vicerrectorado que no es habitual. Lo creó el rector con una doble finalidad. Por un lado todo lo que son las políticas de promoción de la Universidad, con un trabajo dirigido claramente por el contexto en el que estamos hacia el octavo centenario y el relanzamiento de la institución; junto a ello, el trabajo por la calidad ya que es imprescindible en una universidad contemporánea de este nivel. Es un objetivo claro y fundamental en el marco de una universidad democrática en derechos y libertades que quiere prestar el mejor servicio posible.
-¿Cómo será la planificación del VIII Centenario? ¿Habrá espacio para proyectos tangibles o quizás más académicos?
-Eso debería contestarlo mejor, quizás, el vicerrector del octavo centenario. No obstante, la Universidad de Salamanca quiere con este motivo que todos aquellos aspectos vinculados a su brillante historia se den a conocer conjuntamente con un proyecto presente y de futuro muy sobresaliente también. Estamos ante una de las universidades más representativas de lo que es el propio concepto de universidad tanto en Europa como en el resto del mundo y significativamente en Hispanoamérica. Más que un acontecimiento, es un proyecto de presente y de futuro, con contenido académico y social. Lo académico en sentido estricto no tiene sustancia suficiente en una universidad pública si no está vinculado a la atención de las necesidades de la ciudadanía en el ámbito social y económico-empresarial. Un proyecto complejo, pero relevante e ilusionante.
-En cuanto al mecenazgo y la captación de recursos, ¿cómo está resultando de cara al 2018 y cuáles son los objetivos propuestos en este sentido?
-Me consta que próximamente se hablará sobre estos asuntos. La financiación público-privada para acontecimientos de este tipo siempre es un objetivo y la Universidad está trabajando en ello.
-Hay rankings en los que la Universidad aparece en lugares casi irrelevantes. ¿Cuál es y cuál debe ser la promoción de la imagen de la USAL?
-No lo llamaría irrelevante. Tampoco los rankings que se manejan a nivel internacional son muy cuidados o muy pensados. Es una materia en la que habrá que seguir trabajando, también para que sean fiables. La Universidad de Salamanca es una universidad muy especial y de alto nivel académico y social, con realidades y proyectos muy relevantes en todos los campos del saber. Sin ir más lejos, ahí está lo que supuso el Campus de Excelencia Internacional o en el ámbito científico-técnico y humanidades, la enseñanza del español... Es una de las de mayor prestigio internacional, su nombre se ha convertido en una marca vinculada a la sabiduría, a la investigación, a la innovación, a la cultura y hay que seguir avanzando en este sentido. Muchas empresas reconocidas a nivel internacional, por ejemplo, trabajan de forma permanente pro promocionar su imagen y calidad de la mano de la Universidad. El octavo centenario es una ocasión para poner de relieve todas estas virtudes y nuevos proyectos.
-A día de hoy el mercado laboral desecha universitarios por exceso de formación y escasez de prácticas. ¿Por dónde debe ir el rendimiento académico?
-El problema del desempleo de las personas jóvenes, aunque es más bajo en el caso de los titulados, es un problema del sistema económico y no propiamente de la universidad. Se ha de trabajar, por tanto, al menos desde dos perspectivas. Por un lado, continuar con una formación cada vez más adaptada a la realidad y a las necesidades sociales. Cada vez más completa. Se deben formar buenos titulados desde la formación personal y desde los distintos campos del saber con una conexión con la transferencia de ese conocimiento a la sociedad. Pero por otro lado, la Universidad debe contribuir a la generación de nuevos espacios para el empleo y nuevas empresas.
-Casi con la vista puesta en las próximas elecciones a rector, ¿este vicerrectorado es un paso para continuar en alguna candidatura?
-No tiene nada que ver. Este, precisamente, es un vicerrectorado que lo que pretende es, de manera responsable, contribuir a que este mandato rectoral continúe en un año de gestión muy importante para la proyección de la Universidad. No tiene nada que ver con el procedimiento electoral que se avecina.
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