El alevín A del Hergar Camelot es más que un equipo. Ya es recordado por la proeza que ha protagonizado durante más de dos temporadas, en la que no perdió ningún partido y que le ha convertido en historia del fútbol base. No, obviamente, por los propios resultados, sino por todo el trabajo que tienen detrás. Un conjunto que no ha dejado de aprender y, sobre todo, de luchar por los objetivos que se marcaban.

Esta temporada juegan en la Primera Provincial Alevín después de haber sufrido alguna baja y haberse beneficiado por otras altas. La esencia del conjunto sigue siendo la misma, la de pelear cada balón y cada partido independientemente del resultado. Es ya una forma de vida, un aprendizaje de años que llega más allá del propio fútbol.

Eso es lo que quiere representar el equipo, que sin constancia en lo que se hace, sin esfuerzo y sacrificio no se llega a ningún sitio. En lo que respecta propiamente al fútbol, este gran grupo humano pese a la edad, siempre intenta que el balón sea su seña de identidad. Sin embargo, en ningún momento se abandona la idea de ataques rápidos si el rival lo permite e, incluso, lo aconseja con una presión elevada.

Este estilo de juego les sigue llevando en la parte alta de una tabla muy igualada en la lucha por el segundo puesto. Siendo uno de los conjuntos menos goleados, la asignatura pendiente esta temporada la tienen en los goles a favor, que no les ha permitido ir todavía más arriba en la clasificación. Eso sí, de momento marchan a solo dos puntos del tercer puesto con casi toda la temporada por delante.

Siendo ese uno de los objetivos, el quedar lo más arriba posible, el más importante no tiene que ver con la clasificación y sí con que los jugadores sigan creciendo como personas, lo que más les servirá en el futuro. Para ello, el balón puede ser esencial para seguir reforzando valores como el respeto hacia el rival o el propio colegiado, máxima autoridad dentro del terreno de juego, así como de los ya dichos esfuerzo, sacrificio y constancia.

Ya lo tienen aprehendido estos jóvenes jugadores que destacan por su madurez pese a su corta edad. Campeones en varias temporadas de su división, este año les toca luchar por el segundo puesto dado que el Santa Marta parece inalcanzable y, sin embargo, la esperanza y la ilusión se mantienen intactas. Los pequeños futbolistas darán el salto al fútbol once en el año que viene en el que seguirán dando la misma guerra que siempre. La lucha está asegurada con este equipo. Los resultados vendrán solos.

La plantilla está formada por Álvaro y Rodri (porteros); Leo, Requejo, Javi y Nacho (defensas); Campal, Carnicero, Samu, Víctor, David Ramos, Pedro (centrocampistas); Marcos y Sergio (delanteros); Fer y Alberto (entrenadores).

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