Salamanca roza el sobresaliente para sus visitantes, que apenas señalan aspectos a mejorar

“No me lo creerás, pero me costaría encontrar algo...”. La belleza de su patrimonio, la limpieza, la amabilidad de sus gentes y el magnetismo de su cultura, convierten a la capital del Tormes en un destino cuasi perfecto para el turismo, aunque siempre se puede mejorar

Salamanca es una ciudad eminentemente turística. Destino seleccionado por miles de visitantes cada año, ofrece variadas prestaciones a quienes se deciden a acercarse. Un extenso patrimonio que encierra siglos de historia en su piedra de Villamayor y que desprende una belleza arquitectónica incomparable en el mundo, es su principal reclamo.

Pero no es lo único. Ciudad de saberes, Salamanca asume la llegada de centenares de estudiantes cada año, y con ellos, un romántico legado cultural que es devuelto en forma de leyenda más allá de nuestras fronteras. La cuna del conocimiento. A punto de cumplir ocho siglos, la Universidad de Salamanca es uno de los máximos exponentes del plateresco en su fachada histórica.

Además, la Plaza Mayor contempla el paso bajo sus arcos de millones de personas y ninguna resulta indiferente ante su esplendor. El ágora salmantina es conocida en todo el planeta y se convierte en parada obligada, no solo para quien visita la ciudad, sino para los foráneos que vienen a disfrutar de lo más valioso del país.

A todo eso hay que unir las suculentas referencias gastronómicas. En Salamanca es posible degustar el mejor jamón ibérico del mundo. Un manjar que triunfa en los paladares de propios y extraños y que trasciende fronteras con la facilidad de un tópico internacional de 'lo español'. Asimismo, las curiosidades típicas del campo charro como el hornazo o el farinato satisfacen los estómagos ávidos de 'souvenirs'.

“Es un sueño, lo más lindo que hay. Es transportarse cinco o diez siglos atrás. Maravilloso. El gótico, el romántico, el barroco... Estoy absolutamente abismada”, celebra una visitante. “No me lo creerás, pero me costaría encontrar algo que mejorar”.

Entre las virtudes que afloran de la ciudad como destino turístico destaca la amabilidad de sus gentes, la profesionalidad de sus trabajadores de hostelería y la idiosincrasia que perciben en las personas que han nacido en Salamanca y que viven en ella. Sin duda, una consideración que devuelve el esfuerzo de un pueblo, el salmantino, acostumbrado a abrir de par en par sus puertas, con el orgullo de quien muestra sus joyas.

Deberes, pero pocos

De sobra son conocidas las bondades de Salamanca para regalar a sus visitantes. Sin embargo, SALAMANCA24HORAS ha salido a la calle para preguntar a los que llegan a la capital del Tormes, cuáles son aquellos aspectos en los que la ciudad puede mejorar para ofrecer una mejor imagen todavía.

Lo cierto es que los servicios que intervienen en el turismo en la ciudad rozan el sobresaliente, según su percepción. “Pocos deberes. No se me ocurre ninguno en concreto”, confiesa uno de ellos, después de manifestar su encanto con lo encontrado tras su llegada. “Hemos quedado alucinados con la barredora. No la habíamos visto en ningún sitio”, bromea otra visitante, destacando la limpieza del municipio.

El único deber que apuntan los que vienen hacer turismo a Salamanca está relacionado con el aparcamiento. Para acceder al casco histórico, encuentran dificultades para dejar el coche. Sugieren que la señalización de los parkings no es la adecuada, y que podría ponerse en el debe.

En realidad, el Ayuntamiento debe proteger el patrimonio histórico de la circulación de vehículos y por esta razón no hay demasiados accesos por la calzada, tampoco hay suficientes plazas de aparcamiento por la estrechez de sus calles, aunque se mitiga con los aparcamientos subterráneos.

De igual manera, el Consistorio ha habilitado este año varios espacios anejos al centro destinados al aparcamiento de vehículos en diversos solares municipales que han permitido contar con casi 400 nuevas plazas: 169 en parcelas situadas en las calles José Lamano Beneite y Henry Collet, 176 en la avenida de San Agustín, 28 en la intersección de las avenidas Salamanca y La Merced y 20 entre las calles Mayor de Chamberí y Estrecha de Tejares.

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