La Plaza de Toros de Zamora estrenaba este Domingo de Resurrección una nueva etapa. Una etapa que contará con el empresario Carlos Zúñiga como principal valedor de una plaza que ya lució para la ocasión las primeras reformas. Los accesos al tendido, la barrera o la puerta grande ya mostraron una mejor cara. Una cara que mejorará mucho más para las Ferias y Fiestas de San Pedro, festejo grande de la capital zamorana.

Era la primera prueba de fuego para el empresario y se dio por superada con casi media entrada cubierta. Los novillos, de la ganadería de Zacarías Moreno, dieron juego, salvo alguna excepción. Mención especial al segundo de la tarde, un jabonero que recordaba la capa de Prieto de la Cal y que Alberto Escudero no desaprovechó. No obstante, fue en ese novillo donde Escudero conseguiría desorejar al astado y alzarse como el triunfador de la tarde en cuanto a trofeos (dos orejas). Y es que en el segundo de su lote, Escudero se dejó enganchar demasiado y pagó la falta de bravura de un novillo que se dejaba ir demasiado después de cada pase. A la hora de entrar a matar, y tras tener un susto en el primero, Escudero sufrió en el segundo una cogida que le mandó a la enfermería. Una situación que obligó a Clemente a terminar la faena.

Y si los trofeos los puso Escudero, el toreo lo puso Alejandro Marcos. El novillero salmantino regaló al tendido pases de cartel de toros en el segundo de su lote. A cada pase, Marcos se iba sintiendo torero en una plaza entregada en cada lance, sobre todo con las tandas de muleta, donde alargaba la mano en cada pase para levantar la ovación entre los asistentes. Algo similar ocurrió en el primer novillo de la tarde, pero Alejandro Marcos tan solo se fue de Zamora con una oreja. El motivo, su poco acierto con el acero. Eso sí, el poso que dejó entre la afición zamorana fue tremendo.

Por último, Clemente fue el novillero menos afortunado en su lote. Sus dos novillos carecieron de fuerza y bravura. Al menos, el francés demostró sus ganas de llegar a lo más alto esforzándose por sacar lo máximo de ambos astados. En el primero lo consiguió, insistiendo por un pitón derecho que permitía más alegrías que el izquierdo. Gracias a eso, el respetable le honró con una oreja. Pero en el segundo, fue incapaz de sacar nada de un novillo sin fuerza y tan solo sacó una leve ovación de un tendido que silbó tímidamente en el arrastre.

Por último, indicar que al final de la novillada, desde la enfermería se ofrecía el parte médico de los dos novilleros que terminaron con problemas físicos. Así, Alberto Escudero sufrió una herida incisa en el primer pliegue de su mano derecha sin afectación tendinosa ni vascular, además de policontusiones, con pronóstico reservado. Por su parte, Clemente sufrió un esguince del ligamento colateral cubital del pulgar de la mano derecha, lo que obligó a los galenos a escayolar la zona. 

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