A lo largo de todo el sábado, niños y mayores han ido acercándose por el embarcadero situado entre el puente peatonal (a la altura de la Fontana) y el puente del ferrocarril. Los kayak, de dos plazas cada uno, estaban más que solicitados. El trayecto que cada pareja realizaba una vez llegaba su turno consistía en navegar hasta los pilares del puente peatonal y vuelta hasta el embarcadero.
Ni las promesas de tormenta ni los truenos que se han podido escuchar a algunas horas de la tarde han conseguido que los participantes se acobardasen y, en torno a las seis y media de la tarde, una veintena de personas estaban esperando su turno y otras tantas disfrutando del espectáculo.
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