Según informa www.mundotoro.com, "supo a poco la ovación que logró Javier Castaño tras estoquear al segundo de la tarde. Entró cuatro veces al caballo y llegó a la muleta con motor y recorrido. Era un toro altito, astifino, menos abierto de sienes que los demás y tras el tercio de banderillas, con Adalid y Fernando Sánchez desmonterándose, Castaño le dio distancia para que se viniese. Cuando le dejó la muleta puesta y tiró de él, el toro respondió yéndose largo y fue lo mejor de la faena. Habría sido suficiente para una oreja, pero anduvo muy desacertado con la espada. El cuarto fue otro toro bueno de Victorino: nobleza, humillación, recorrido. Adalid y Sánchez fueron de nuevo protagonistas en banderillas. Castaño toreó con mucha disposición pero volvió a fallar con la espada. La disposición caracterizó su faena al que cerró plaza, un toro que embestía rebrincado y al que intentó corregir ese defecto en un trasteo de entrega y firmeza".
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