La asociación celebra 25 años con un ramillete muy amplio de actividades, ¿eso demuestra que está más viva que nunca?
Hemos ido poniendo piedra a piedra, hemos intentando colocarlas bien firmes y ahora están llegando los resultados. De lo que más satisfechos estamos en la asociación es de la gente que hemos ido sacando, como me sacaron a mí, del alcoholismo y estoy muy agradecido.

¿Cuántas personas colaboran en la asociación?
Tenemos una psicóloga y a partir de ahí tenemos el grupo de autoayuda, que está destinado a las personas que sufren una recaída o les pasa algo en un momento dado, luego tenemos la terapia de grupo, la terapia individual, la terapia de familiares individual y también la terapia conjunta de familiares y enfermos. Además, a mayores, los familiares tienen una terapia de grupo todos juntos y para los hijos también; porque nosotros somos los enfermos pero psicológicamente los que están enfermos son nuestras familias, porque las hemos hecho enfermar, por desgracia.

¿Cuál es la situación actual del alcoholismo?
Estamos luchando y ahora mucho más, porque el cambio de la juventud es evidente. Ahora no se sale a disfrutar como antiguamente. Ahora la juventud, aunque no toda porque hay mucha juventud buena, no asimilan que alcoholismo puede ser una enfermedad el día de mañana. Pero es que además nos encontramos ahora que la gente joven que llega a nuestra asociación tiene problema también de otras sustancias que mezclan con el alcohol. Y es que parece que hoy en día la juventud cuando sale no sabe divertirse sin la base del alcohol. Y eso se les tiene que quitar algún día de la cabeza. No decimos que no se pueda salir y beber una copa de vez en cuando, pero es que hoy nosotros estamos comprobando según hacemos el seguimiento cómo la gente sale a pillar un atracón de alcohol. La gente sale directamente a beber y no a pasar un buen rato.

¿Cómo se da el paso de acudir a la asociación?
Somos voluntarios forzosos, como en la mili. Un noventa por ciento vamos a la asociación porque llega un momento que la convivencia con la familia es imposible. Entonces tienes que tomar una decisión ante la realidad de que empiezas a perder a tu familia. Ahí es donde la asociación se encuentra con ese problema y automáticamente lo primero que hacemos es hablar con la persona que sufre las consecuencias y después con el enfermo para saber qué ha ocurrido para que se produzca esa situación. Y después hablamos con las dos partes juntas para que comiencen el proceso de rehabilitación y explicar que todo lo ocurrido hasta ese momento se ha dado por culpa del alcohol y no por la personalidad del enfermo.

¿Qué es lo que más le llena como presidente?
El mejor pago que tenemos es ver sonreír a las personas que ayudamos. Eso es maravilloso.

¿A cuántas personas están ayudando actualmente?
Ahora mismo en la asociación los que vamos a terapia seremos unas 70 u 80 personas; y luego hay personas que llevan cinco o seis años que no pierden el contacto con nosotros y en vez de ir todos los días a la terapia pues van una vez o dos al mes. Pero sí tenemos una comunicación constante con ellos por si acaso tienen una recaída, a ver cómo se encuentran de ánimos y hacerles un seguimiento constante.

 

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