No todos los presentes en la Plaza Mayor de Salamanca estaban para fiestas. Cualquier aglomeración multitudinaria de personas siempre provoca más trabajo para los servicios de seguridad y sanidad, pero también para quienes después se encargan de devolver las cosas a su estado original. Los trabajadores de la limpieza también tienen su ración extra de labor para dejar el ágora charra impoluta.

Plástico, mucho plástico. Entre vasos y restos de bolsas del supermercado también se mezclaba alguna botella que otra que logró pasar el control policial, además de matasuegras, confeti y demás accesorios que se emplean en toda celebración navideña. Por eso, a manguerazo limpio, nunca mejor dicho, poco a poco la Plaza fue recuperando su imagen habitual.

Eso sí, los hubo también con su conciencia cívica, pues dejaron apiladas las bolsas con la basura dentro y ya cerradas. Entre las anécdotas también destacan algunos preservativos entre los residuos, se supone que empleados como globos para hacer la gracia, aunque nunca se sabe. Porque cuando la adrenalina y las hormonas se disparan, la noche acaba por confundir a muchos.

El Servicio Especial de Limpieza del Ayuntamiento de Salamanca, a través de la empresa concesionaria, reforzó el personal y la maquinaria con más de una veintena de vehículos (barredoras, fregadoras, baldeadoras y camiones de recogida, entre otros). La limpieza de la Plaza Mayor comenzó a realizarse en torno a las tres de la mañana, una vez que en el ágora se dieron las circunstancias técnicas y de seguridad que permitieron la entrada en la misma.

En concreto, más de un centenar de operarios han trabajado desde está madrugada para adecentar la ciudad, especialmente la zona centro donde se desarrolló el grueso del evento festivo. A estas horas se han recogido aproximadamente unos 44.000 kilos de basura.

 

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