El Monumento a los fusilados del franquismo será inaugurado el 12 de octubre de 2013 tras casi una década de espera. Pero se pretende recortar elementos simbólicos sustanciales del proyecto original que dotan de sentido y significado a todo el monumento, alegando un motivo económico y administrativo que no se puede admitir en una institución como SERFUNLE con superávit económico estos años.

En la convergencia de los dos muros se tendría que situar un motivo escultórico en forma de árbol republicano realizado en metacrilato blanco, que simbolizaría la memoria que aflora desde el olvido, pero es uno de los recortes en el monumento del actual equipo de gobierno del PP. Tras infructuosas reuniones con el Alcalde de León, éste se negó a acabar el proyecto según el diseño inicial del arquitecto Oscar Luna; la presidenta de la Diputación de León, a la que también quiso recurrir el Foro por la Memoria de León, ni siquiera quiso recibir a los miembros de la Asociación que pedían el apoyo de esta institución para que el Monumento a los fusilados no quedase mutilado.

 

De esta forma parece que el PP se niega a “saldar esta deuda histórica”, tal como se proclamó por parte de todos los grupos políticos del Ayuntamiento de León, que aprobaron la realización de dicho monumento por unanimidad el 11 de marzo de 2005, hace ocho años.

 

Eliminar los símbolos que le dan significado supondrá que dentro de unos años, las generaciones venideras no sabrán qué sentido tenía este monumento. Por eso no es admisible permitir que se haya eliminado el elemento esencial que le da sentido a todo el conjunto, es decir, el árbol alegórico que simboliza la memoria de las víctimas.

 

Este árbol enlaza con el grupo de siluetas de personas entrelazadas que recorren el exterior del monumento. Estas siluetas unidas como parte de una colectividad de destinos similares por las ideas que defendían, la de los represaliados que sufrieron el mismo destino, la fosa común, recorren el muro hasta hundirse en el suelo, introduciendo la mano de la última en el muro de hormigón, indicando la dirección del motivo escultórico del árbol, que se alza en la convergencia final de los dos muros, como enlace y conexión de toda la obra y que es el que se quiere recortar.

 

Es este motivo escultórico, realizado con cientos de varillas de metacrilato blanco, como árbol que se alza, el que debiera simbolizar la memoria histórica que aflora desde el olvido: una especie de impulso que sale de la piedra del suelo y que tiene conexión con las siluetas de fuera, que van desapareciendo; como un chorro de vida que sale, que se va haciendo cada vez más grande y que acaba en su parte más elevada con tres barras con los colores de la bandera republicana.
Si se elimina este “árbol de metacrilato” que se había planificado justo en la zona donde se juntan los muros y el pedestal asociado, supone laminar el elemento esencial del monumento y el que le da sentido y significado a todo él, desapareciendo justamente la intención de homenajear la tragedia que sufrieron tantos hombres y mujeres fusilados y represaliados por la defensa de unos valores democráticos y republicanos, a los que se conmemora con esta obra.

 

Tampoco se pueden eliminar otros elementos sustanciales del monumento: el monolito explicativo del significado de este monumento o la mesa-bloque que da título a la obra y que debiera estar situado a la entrada y en el que habría una breve memoria descriptiva para informar a las futuras generaciones del sentido del mismo. Pero tampoco se tendrían que suprimir las tres placas añadidas con los colores republicanos en cada muro. Ni que se recorte el número total de placas, que suman 1.873 placas, pues es un número simbólico, diseñado así en la obra original del arquitecto Oscar García Luna, que alude al año de la proclamación de la Primera República, en referencia a la continuidad republicana.

 

Todos estos recortes que ha introducido el PP en el equipo de gobierno del Ayuntamiento de León, han alterado sustancialmente el proyecto original.

 

La falta de previsión en la realización del monumento adjudicado en marzo de 2009 y cuya finalización estaba prevista para noviembre de 2009, el retraso de años por decisiones políticas injustificables de los equipos municipales anteriores y el consiguiente aumento de costes asociados a la paralización de la construcción del monumento, no pueden ser ahora una excusa para recortar un homenaje digno a quienes dieron su vida por defender la legalidad republicana vigente, volviendo a convertirlos en víctimas de este nuevo dislate. No pueden ser las propias víctimas las que vean de nuevo recortada la memoria de su lucha por motivos ideológicos escondidos detrás de excusas económicas o administrativas.

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