La asociación Atenea pide acabar con los clichés sobre los niños superdotados: “Son como los demás”

“No quiero un niño astrofísico ni que gane premios Nobel, lo que quiero es un niño feliz”, asegura Eva Molinero, madre un niño superdotado

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 Atenea
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No son empollones ni se les da mal el deporte. No tienen problemas para socializar ni les gusta necesariamente las ciencias. Son niños normales, como cualquier otro, eso sí: con mucha curiosidad, muy inquietos y con mayor facilidad para aprender.

“Son líderes natos, que saben manejar situaciones, que toman la iniciativa”, destaca Pilar Jiménez, vicepresidenta de la asociación Atenea que trabaja para apoyar a los niños con altas capacidades y a sus familias. Jiménez insiste en la necesidad de derribar muchos mitos en torno a las personas superdotadas y es que, basta hablar un rato con uno de ellos para darse cuenta de que los superdotados no son diferentes al resto.

En SALAMANCA24HORAS hemos hablado con Rodrigo, de 13 años y 147 de coeficiente intelectual. Es un joven muy sociable. Le apasionan los animales, le gusta la cocina, el teatro, el cine, los videojuegos y los juegos de mesa, especialmente los de estrategia, es portero en un equipo de fútbol y monta a caballo. Como muchas personas, es fan de la serie Juego de Tronos. Su asignatura favorita es Historia, se le da bien el inglés, no le gusta Lengua y, pensando en el futuro, le gustaría ser zoólogo o, quizá, actor: el mundo de Hollywood le llama.

Su madre, Eva Molinero, asegura que es un niño muy inteligente desde pequeño. Con apenas cuatro años aprendió a leer prácticamente por sí mismo en tan solo un mes. Su madre cuenta que Rodrigo le pedía que le leyera las indicaciones de un videojuego sobre animales que le encantaba y que se interesó por la lectura para poder ser autónomo y no depender de ella para jugar. Fue en este momento cuando una profesora alertó a Eva de que Rodrigo era diferente y, con cinco años, se sometíó a las primeras pruebas de capacidades.

Rodrigo cursa 3º de ESO, aunque por edad debería estar en 2º, y es que de 4º de Primaria pasó directamente a 6º. Es uno de los pocos chicos que consigue llevar a cabo la “aceleración”, el proceso de saltarse un curso escolar, según ha explicado Pilar Jiménez, que ha asegurado que se trata de un procedimiento muy complejo, con muchas entrevistas y papeleo y "muy excepcional, aunque no debería serlo". De hecho, su asociación reclama que se normalice este proceso, ya que, igual que hay niños que necesitan repetir curso, hay otros que, de acuerdo con sus capacidades, deben estar en niveles superiores a los que les corresponde por edad. Este salto debe darse , además de cuando se cumplan los criterios necesarios, siempre que el niño esté preparado y dispuesto a darlo, dicen.

Personas con altas capacidades

Dentro de las altas capacidades intelectuales (ACI) hay dos conceptos diferentes, el de talento y el de superdotación, según explica la Asociación Española de Superdotados y con talento para niños, adolescentes y adultos (AEST). Así, talento se refiere a aquél que destaca en uno, dos o tres de los ocho tipos de inteligencia (lingüístico-verbal, lógica-matemática, espacial, musical, corporal cinestésica, intra personal, inter personal y naturalista), mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define como superdotado a toda persona que supera un coeficiente intelectual de 130 en un test homologado de inteligencia.

La AEST estima que entre un 2 y un 5% de los alumnos tienen altas capacidades y que el 90% de ellos no lo sabe, ya que pasan desapercibidos o están mal diagnosticados. En Salamanca, según la vicepresidenta de la asociación Atenea, hay entre 40 y 50 niños superdotados reconocidos.

Pilar Jiménez detalla que “la gente no sabe detectar a este tipo de niños” y explica que las madres empiezan a notar ciertas cosas cuando sus hijos son pequeños. “Normalmente son niños muy precoces en todo, aprenden a andar muy rápido, a hablar pronto, su psicomotricidad es espectacular, pero si no sabes nada del tema no le das la importancia que tiene”, recalca.

Retos a los que se enfrentan

Además de su inteligencia, destaca su alto sentido de la justicia y su hipersensibilidad, como indica Dori González, miembro de Atenea y madre de un niño de 9 años con altas capacidades.

La vida no es un camino de rosas para los niños superdotados. El mayor reto al que se enfrentan, como señala Dori, es el “aburrimiento atroz” porque “son niños que aprenden más rápido que los niños normales y para ellos es sistema educativo es lento y repetitivo, a estos niños les dices las cosas una vez y normalmente es suficiente”.

Otra de sus principales dificultades son las habilidades sociales y esa hipersensibilidad que les caracteriza. Pilar Jiménez asegura que el proceso de aprendizaje emocional es “muy tedioso”, pero subraya que si estos niños reciben el apoyo que necesitan su evolución a nivel emocional es muy grande. Además, sobre todo cuando son pequeños, su exceso de actividad es un problema porque hay que estar constantemente buscando cosas para ocupar su tiempo, tal y como explica la madre de Rodrigo.

Los estereotipos son otros de los retos que debe vencer un niño superdotado. Se tiende a pensar que son tímidos, poco sociables, malos en deportes y no es cierto, recalcan tanto Pilar Jiménez como Dori González y Eva Molinero, las tres, madres de niños con altas capacidades.

En este sentido, Rodrigo explica que al principio compañeros no entendían que sacara tan buenas notas sin ser un empollón. “Tienes que convencerles de que no lo eres”, señala, y explica que, poco a poco, fueron dándose cuenta de que lo que sucede es que él no necesita dedicar tanto tiempo al estudio.

Las tres madres coinciden en la importancia del apoyo por parte de los profesores y los centros educativos para que estos niños puedan desarrollar todo su potencial, para ello, saber motivarles es clave. Así, destacan la importancia de dar con un buen profesor que sabe tratar con estos alumnos. En el caso de Rodrigo Auxi y Luis tuvieron mucho que ver para que él estuviera contento en el colegio.

Al final, lo más importante para los padres de niños superdotados, como para cualquiera, es la felicidad de sus hijos.“No quiero un niño astrofísico ni que gane premios Nobel, lo que quiero es un niño feliz”, recalca Eva Molinero quien, además, como cualquier madre, asegura sentirse muy orgullosa de Rodrigo.

La asociación Atenea

La asociación Atenea nació hace dos años de la mano de padres de niños con altas capacidades, con el objetivo de compartir experiencias con otras familias que se encontraban en la misma situación y atender, de manera integral, a las personas con altas capacidades intelectuales, en particular los menores, para alcanzar su pleno desarrollo personal, emocional e intelectual.

Desde la asociación Atenea aseguran que no quieren escuelas especiales para estos chicos sino que se les integre en el actual sistema educativo adaptando las lecciones a sus capacidades. Pilar Jiménez entiende que si hay clases de refuerzo para los alumnos que tienen dificultades con algunas materias, también debería haber profesores de apoyo para los niños con altas capacidades, eso sí, dentro de las horas lectivas.

Además, solicitan más colaboración por parte de las instituciones para apoyar a estos niños y ayudar a las familias a identificarlos.

En esta asociación, tal y como explica Pilar Jiménez, tienen cabida todos los niños y sus familias que necesiten orientación, apoyo y asesoramiento. Del mismo modo, quieren informar a la sociedad sobre la realidad que viven estos niños y sus necesidades.

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