La Fiscalía rebaja la petición de 17 a 15 años de cárcel a los jóvenes detenidos con un kilo de cocaína en el hospital

Los hechos se remontan al pasado 17 de noviembre de 2016 cuando agentes de la Policía Nacional sorprendieron a los dos jóvenes, a los que ya tenían en vigilancia, con la sustancia en la sala de espera del hospital Virgen de la Vega. Finalmente se enfrentarán a siete y ocho años tras el juicio celebrado este martes

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La Audiencia Provincial de Salamanca acogió este martes el juicio contra dos jóvenes, de origen colombiano, C.D.T.V. y C.A.B.T., por un presunto delito contra la salud pública al estar acusados de tráfico de drogas en el Complejo Asistencial. El Ministerio Fiscal, que en un principio pedía una pena de prisión de nueve y ocho años respectivamente, ha rebajado tras la celebración de la vista la petición de cárcel en un año. 

De hecho, ambos fueron detenidos en el mismo hospital Virgen de la Vega, en la sala de espera, por la Policía Nacional el pasado 17 de noviembre de 2016 al ser descubiertos con casi un kilogramo de cocaína con una pureza cercana al 82% que, presuntamente, vendían en el mismo hospital.

Estos fueron detenidos después de una investigación que llevó a la Policía Nacional a realizar un seguimiento de ambos jóvenes hasta que llegaron a actuar ese mismo día, procediendo a la detención de ambos sobre las 17:15 horas del citado día. 

Los jóvenes declaran que no estaban juntos, y uno admite que poseía el kilo de cocaína

Según declaró el primero de ellos, C.D.T.V., residente en Valencia pero que visitó la ciudad charra para resolver un asunto familiar sobre la custodia de su hija, él acudió al hospital para tratarse un dolor de garganta, llegando al complejo cerca de las 13:30 horas y solicitando la asistencia, pese a no contar con la documentación pertinente encima. Allí le indicaron que esperase a que la sala se vaciase para poder atenderle ya que, además, su dolencia no era grave.

Fue en la sala de espera donde se encontró con el segundo de los acusados, C.A.B.T., al que saludó ya que conocía de vista puesto que, según esgrimió, Salamanca es muy pequeña y ambos, al ser extranjeros, se conocen. Pero eso fue todo lo que sucedió entre ellos, como afirmó, ni siquiera conversaron juntos y, en todo momento, se encontraron separados, y que se mostró extrañado cuando le detuvieron a la entrada del hospital y le relacionaron con la posesión de la droga, ya que en ningún momento había entrado al baño con el otro imputado, lugar donde aquel fue detenido, hasta que los agentes lo introdujeron.

Por su parte, C.A.B.T. admitió que poseía un kilo de cocaína en el momento que fue detenido en el baño de minsuválidos del Virgen de la Vega, hecho que no reconoció en su primera declaración ya que pensaba que era lo mejor para él. Sin embargo, decidió admitir su culpabilidad al ver imputada a una persona que, según él, no tenía relación alguna con el delito, y afirmó que sólo él era el encargo de traficar.

Así, el acusado explicó que llegó al hospital cerca de las 15:30 horas en taxi, ya que allí había quedado con una señora de la etnia gitana para venderle el kilogramo de droga. Con esta se había puesto previamente en contacto a través de uno de sus sobrinos gracias a la compraventa de un coche, negocio al que se dedicaba "siempre en negro", ya que el acusado no tenía la documentación en regla.

Con este negocio y con el dinero que le entregaba su familia costeaba su habitual consumo de drogas, admitiendo en el jucio que llegaba a tomar entre uno y dos gramos de cocaína los días de diario y más los fines de semana. Fue a su camello al que le compró el kilogramo de droga, entregándole 25.000 euros y un coche, y era con esa venta con la que esperaba conseguir más dinero para comprar más tóxicos para su consumo.

Tras poseer la sustancia, se dirigió al Virgen de la Vega a realizar la transacción, ya que allí era donde había quedado con la persona en cuestión. Pero, al llegar, la mujer de etnia gitana le dijo que debía esperar a que llegase otra persona con el dinero. Por ello, C.A.B.T., que también admitió que saludó al otro acusado en el momento de entrar a la sala de espera, estuvo allí hasta que la mujer le indicó que entrase al baño para realizar la entrega. Una vez que entró pasaron pocos instantes hasta que un agente de la Policía Nacional procedió a su detención.

De igual manera, lamentó que en ningún momento se procediese a la detención de la mujer de etnia gitana ni de su acompañante, otra mujer un poco más joven con dos hijos, pese a que llegaron a pasar delante de la Policía en el momento que practicaban ambas detenciones.

Los agentes contradicen a los acusados y afirman que ambos llegaron juntos

Como testigos del juicio participaron los tres agentes de Policía Nacional que practicaron las detenciones. El primero de ellos, que fue el encargado de reconocer a los acusados, aseveró que vio como ambos entraban juntos a Urgencias por la pasarela de acceso y que, una vez en la sala de espera, se mantuvieron juntos durante poco más de la media hora que duraron las labores de vigilancia hasta que se revtuvo a los implicados.

Así, este policía detalló que ya conocía a ambos jóvenes de pesquisas anteriores, ya que los reconoció a mediados de octubre cerca del parque Picasso charlando con un implicado en otra operación de tráfico de drogas. Estos hechos fueron reconocidos por ambos acusados, si bien explicaron que se encontraron casualmente y se saludaron, versión que rebatió el policía al verlos llegar y abandonar juntos aquel lugar.

Volviendo al día de los hechos, el agente explicó que de sala de espera, de donde salieron juntos, C.A.B.T. portaba un neceser. Este se dirigió al baño, mientras que C.D.T.V. se quedó fuera con actitud vigilante y mostrando "un poco de nerviosismo", por lo que los policiás decidieron actuar, entrando sus dos compañeros al baño. En el momento que estos le comunicaron que habían detenido a uno de los sospechosos con un kilogramo de cocaína, este procedió a detener al acusado que se encontraba fuera.

Al ser preguntado por la defensa, este policía admitió conocer de vista a las mujeres de etnia gitana que se encontraban en la sala de espera del hospital por motivos relacionados con la profesión, pero que al no verlas en actitud sospechosa no procedieron a identificarlas, ya que además eran sólo tres hombres.

En la misma línea declararon sus dos compañeros, si bien uno de ellos, el encargado de realizar la vigilancia dentro de la sala de espera, pudo confirmar que los acusados se encontraron juntos en la sala de espera y que ambos charlaron con las personas de etnia gitana que estos manifiestan. De igual manera, los dos agentes explicaron que, cuando los sospechosos se dirigieron al baño, decidieron actuar, registrando al hombre que entró y encontrándole en el neceser un ladrillo de cocaína.

El Ministerio Fiscal mantiene las altas penas de prisión, mientras que la defensa solicita la pena mínima para uno y la absolución para otro

Tras todas las valoraciones, la Fiscaliá decidió seguir solicitando una pena alta de prisión ya que, como quedó demostrado en las declaraciones de los agentes, ambos acudieron juntos al recinto hospitalario a realizar una transacción de venta de cocaína. Además, mantiene que C.D.T.V., al que se solcita una pena más alta pese a no portar la cocaína, ya que lo considera el jefe de la operación, mientras que C.A.B.T. es "el penúltimo escalón" de la organización, sólo por encima del que vende al menudeo. 

Además, se da el agravante de que la cantidad incautada supera los 750 gramos, por lo que la pena es mayor como recogen sentencias previas del Tribunal Supremo, y denegó el atenuante por drogadiccion a C.A.B.T. al afirmar este que, hasta su detención, no había necesitado recurrir a hechos delictivos para pagarse la droga.

La defensa de este joven solicitó la pena mínima por tráfico de cocaína, 3 años, al considerar que la sustancia incautada no alcanzaba el kilogramo, sino que se quedaba cercana a los 950 gramos. Esta, con el porcentaje de pureza aplicado al máximo margen de error, daría lugar a que el total de cocaína era menor a 750 gramos, por lo exstiría tal agravante, como tampoco era reincidente ni tenía diligencias judiciales previas.

Por último, al abogado de C.D.T.V. solicitó la absolución total de su cliente ya que no existen pruebas fehacientes de que él se encontrase en el hospital junto al otro acusado y que estuviese relacionado con la transacción del otro imputado. Además, puso de manifiesto sentencias del Tribunal Supremo donde se deja constancia de la absolución al acompañante de un narcotraficante al probarse que este no tenía conocimiento de los hechos de su amigo. De igual manera, resaltó que de ninguna forma se puede probar que su cliente fuese el jefe de la trama.

El juicio ha quedado visto para sentencia.

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