Pese a que la ocupación hotelera sigue de récords en la provincia, acumulando casi el millón de viajeros y superando la cifra de pernoctaciones recogida en 2007, hasta ahora la más alta, los días que pasaron los turistas en los establecimientos hoteleros suponen el pero a este gran dato.
De hecho, una vez recogidos los datos del último mes del año por el Instituto Nacional de Estadística, la estancia media por viajero descendió hasta 1,71 noches, en la que es la cifra más baja de la serie histórica.
Y esto a pesar de que en diciembre sí se recuperó con respecto al mismo mes de 2016 e, incluso, superó a la media anual. Fue de 1,74 por el 1,7 de hace un año, algo que no ha logrado alcanzar la cifra interanual que se produjo en 2016, cuando ya había caído con respecto a años anteriores, situándose en 1,73.
Así, solo en cinco meses se logró superar la cifra comparativa con el mismo periodo de tiempo del año anterior. Además de en diciembre, agosto, julio, mayo y abril se comportaron mejor, en este último caso también por la coincidencia de la Semana Santa.
En el resto de meses, la estancia fue inferior, llegando incluso llegando a serlo en cifras importantes, como en octubre, cuando cayó del 1,9 al 1,8. Por el contrario, fue en mayo cuando la estadística fue bastante superior en este año, algo que también se puede explicar gracias a las grandes condiciones meteorológicas y a unos precios todavía de temporada media.
De igual manera, el puente que gozaron los ciudadanos madrileños a principios de mes, cuando enlazaron dos días festivos (Día del Trabajo y Día de la Comunidad de Madrid), o el que disfrutaron a mediados gracias a la festividad de San Isidro, que cayó en lunes, también son otras de las causas de este aumento.
Crece ligeramente la estancia media en los meses de verano
Otros dos meses donde la estancia media hotelera no sólo no se redujo sino que aumentó fueron julio y agosto. En ambos se registró un pequeño incremento respecto al 2016 (de 1,58 a 1,61 días de media en julio y de 1,63 a 1,64 días de media en agosto).
La preferencia por el turismo interior de muchos viajeros, especialmente de los provenientes de fuera del territorio nacional, es el culpable de este incremento, ya que fueron los viajeros foráneos los que aumentaron tanto en volumen como en pernoctaciones.
En contra posición se sitúan los viajeros españoles, cuyo número descendió, especialmente en julio, cuando se pasó de más de 71.500 turistas a poco más de 66.000, es decir, un total de casi 5.500 menos. Este descenso se vio frenado en agosto, cuando los excursionistas crecieron en cerca de 600.
Gran descenso en los meses de septiembre y octubre
Sin embargo, la tónica general es de descenso de la estancia media en la provincia. Esta reducción se nota más en los meses de septiembre y octubre, pese a que en ambos meses crecieron tanto los viajeros como las pernoctaciones realizadas en Salamanca.
Así, esto supuso que muchos de esos viajeros visitasen la región charra durante tan sólo un día y, que aquellos que decidiesen hacer estancia en algún establecimiento salmantino, lo hiciesen durante tan sólo una noche.
Salamanca capital
Son los datos provinciales los que empobrecen la estadística, al menos comparativamente hablando, ya que las pernoctaciones por viajero son superiores fuera de las fronteras de la capital que en ella, aunque en esta última se sigue manteniendo la cifra que, incluso, aumenta en comparación con 2012.
Así, durante el último año, Salamanca tuvo una cifra de estancia media cercana al 1,63, idéntica a la que se registró en 2016, y solo una milésima inferior a 2015. Con respecto a 2012, sin embargo, la estadística crece desde el 1,58 presente en aquel año.
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