Junto a la plaza de la Constitución se encuentra una pequeña calzada que, como tantas otras en la capital del Tormes, toma su denominación por encontrarse junto a un conocido monumento. Es el caso de la Torre del Aire, vestigio de un antiguo palacio repleto de vicisitudes a lo largo de su historia.
 
Ya en el siglo XV se la conocía como la calle junto a la casa que llaman de las cuatro torres. La tradición popular siempre creyó que la Torre del Aire sería una de las cuatro que se levantarían en el palacio. Sin embargo, jamás llegó a cumplirse tal proyecto y el nombre del edificio respondía más bien a su propietario, el barón de las Cuatro Torres.
 
El paso del tiempo dejó en ruinas toda la zona. Pero entre los siglos XVIII y XIX se proyectó alojar allí a los estudiantes del Colegio de Alcántara. Sin embargo, esta idea fue desdeñada al considerarse que habría que realizar numerosas obras de restauración, según apunta Antonio Casaseca en el libro ‘Callejero histórico de Salamanca’, editado por la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura. 
 
Sí acogió posteriormente a estudiantes del colegio de Los Irlandeses y a las Hermanas de los Pobres, a modo de hospicio y fábrica de paños, hasta que entrado el siglo XX se acomete una restauración profunda de la Torre del Aire, dando nombre a una calle que, debido a la altura de los inmuebles que la rodean, precisamente no es zona de viento, quedando bien resguardada.
 

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