Se trata de una enfermedad que se manifiesta siempre antes de los 3 años de edad, aunque desde Ariadna -Asociación de Padres y Terapeutas de Personas con Autismo y/o Trastornos Generalizados del Desarrollo- afirman que hace años en los casos más leves se podían confundir con introversión o manías y por ello han podido diagnosticarse en edades más avanzadas.
El autismo se clasifica en leve, moderado y grave, y además puede llevar asociadas otros trastornos -el más frecuente en la discapacidad intelectual-.
Los procedimientos ordinarios para detectar la enfermedad se basan principalmente en el ámbito sanitario con el programa de cribado, y en el educativo, donde el profesor cuando detecta una conducta anómala tiene que solicitar la intervención de los equipos de orientación.
Para Elena Labrador, psicóloga de Ariadna, el aumento significativo de la incidencia del autismo se debe a varios motivos, como que el concepto ahora es más amplio y también a que se dispone de herramientas que permite detectar mejor la enfermedad.
En este sentido Labrador incide en alertar sobre terapias milagrosas que están surgiendo en los últimos tiempos y que aseguran que curan la enfermedad. Hasta ahora se ha demostrado que los efectos duran un tiempo, pero que luego desaparecen. “Es una enfermedad que no se cura, aunque sí se puede avanzar en la participación en la vida comunitaria”, asegura la psicóloga de Ariadna.
La asociación tiene a disposición de sus miembros diversos programas como puede ser el de ‘Ocio y respiro’ cuyo objetivo es que los niños aprendan a tener un ocio adecuado y a la vez permitir que los padres puedan tener un respiro, o un taller de salud que pretende habituar a los enfermos a las exploraciones médicas, ya que una de las características es que no avisan de los dolores.
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