El futuro reglamento de circulación contempla la posibilidad de que los autobuses puedan circular a mayor o menor velocidad dependiendo de si están equipados o no con cinturón de seguridad para los viajeros. En caso afirmativo, estos vehículos podrían viajar a la misma velocidad que los turismos en vías convencionales.
La Dirección General de Tráfico (DGT) "apuesta por una gestión inteligente y variable de la velocidad", basada en la siniestralidad de cada punto kilométrico, las condiciones atmosféricas, el estado del firme, la intensidad del tráfico y otros factores. De momento, indica, se trata de establecer "un panel con los límites máximos y mínimos de seguridad", aunque vaticina que en el futuro cada conductor conocerá a través de su propio vehículo el límite al que debe circular.
La DGT se muestra a favor de reducir la velocidad máxima permitida en carreteras convencionales en ciertos tramos y momentos, a fin de proteger por ejemplo a los ciclistas y motoristas. Del mismo modo, recomienda limitar la velocidad en vía urbana a 30 kilómetros por hora, aunque reconoce que esta competencia corresponde más bien a los ayuntamientos.
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