Las autoescuelas están a punto de cerrar un año en que la crisis ha salpicado de lleno al sector. Las dificultades económicas para miles de familias repercutieron en el descenso de alumnos para sacarse el carné de conducir, hasta un setenta por ciento respecto al inicio de la crisis, según datos de la Confederación Nacional de Autoescuelas. De esta forma, este año se han llegado a registrar cierres de empresas.

Lo que antes era un regalo ahora es una necesidad. Anteriormente el carné de conducir era un obsequio al cumplir los dieciocho años y, normalmente, el mayor número de alumnos provenía de aquellos que acababan de cumplir la mayoría de edad, por lo que a comienzos de las vacaciones de verano las autoescuelas se llenaban de jóvenes. Ahora, en las autoescuelas predominan alumnos más mayores que acuden por la necesidad de obtener el carné debido a sus circunstancias laborales. 

Incluso algunos propietarios comentan que hay determinados alumnos que aprueban el teórico, pero no se presentan a las pruebas prácticas por falta de dinero. Incluso dejan pasar el plazo de dos años para presentarse al práctico debido a la coyuntura financiera y así poder reunir dinero para obtener el permiso, aunque tengan que hacerlo en dos partes.

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