Cada verano cientos de orquestas recorren la geografía española para tocar en las fiestas de los pueblos y animar a lugareños y visitantes. Desde que comenzó la crisis, los conjuntos han visto como se les está reduciendo el trabajo progresivamente debido a que los Ayuntamientos se han apretado el cinturón y buscan unas fiestas más austeras. SALAMANCA24HORAS ha hablado con varias orquestas salmantinas para saber cómo valoran esta situación y sus augurios respecto a esta temporada. Nos explican que llevan notado la crisis sobre todo desde hace dos años y se sienten impotentes ante las discomóviles, alternativa que buscan las comisiones de fiestas para ahorrar.

Julián González, integrante de la Orquesta Kronos, nos cuenta como los Ayuntamientos han reducido el presupuesto y los días de fiesta. “Antes muchos pueblos solían tener tres días amenizados por la noche con orquestas, y ahora lo han reducido a dos días y normalmente en uno suelen apostar por las discomóviles”. También añade que “los Ayuntamientos se gastan un tercio menos que antes de la crisis en contratar orquestas”, por lo que lo único que les queda es “aguantar” y quizá buscar otras alternativas como bodas o otros eventos. 

Por otra parte desde la Orquesta Slam nos aseguran que les está afectando mucho la crisis, afirman que “los Ayuntamientos de los pueblos se gastan menos y muchas orquestas optan por bajar su caché”. Además, creen que en Salamanca el mundo de la cultura está peor que nunca y es el primer afectado por la crisis. Se quejan de la escasez  de alternativas y señalan que la situación “está peor que nunca” y no tiene pinta de que cambie. El representante de Slam lamenta que ya no se hagan tantos conciertos como hace unos años, “antes había conciertos el día de San Juan, pero ahora no hay casi nada y estamos muy limitados”.

También muchas orquestas han hecho inversiones antes de que irrumpiese esta crisis y ahora se han encontrado que no pueden cubrirlas. Es el caso de la Orquesta Pensilvania, según uno de sus integrantes, “no sabemos si cubriremos lo que invertimos”. Desde el conjunto musical nos cuentan que los pueblos no tienen presupuesto y comentan que las orquestas tienen dos opciones “o se adaptan o se quedan en casa”. La orquesta Pensilvania lamenta la situación, pero sus miembros señalan que no se pueden quejar este año y auguran una buena temporada, “por lo menos para aguantar”.

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