Los bares de barrio son los que más han sufrido el impacto de la crisis económica, a lo que se añade el efecto de la prohibición de fumar, con una caída de las ventas del 50%. Una situación que se agrava al no poder traspasar el local porque no hay demanda y tampoco encuentran trabajo en otro sitio. Así, se cierran más bares que los que se abren y que con la crisis los traspasos de este tipo de establecimiento han bajado un 75%.

El sector de bares, restaurantes y cafeterías lleva más de sesenta meses consecutivos de caída de ventas, con la única excepción de agosto de 2011, lo que supone que desde 2008 el descenso medio de las ventas rondó el 20% en general. Y es que el cliente ha cambiado sus conductas y acude menos veces a los establecimientos, con un gasto cada vez menos, según las cifras que manejan los hosteleros.

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