Cada fin de semana o puente festivo que consejeros de Caja Madrid pasaban en Salamanca suponía un importante desembolso para las arcas de la entidad financiera a través de las tarjetas negras. Días de ocio que no bajaban de 500 euros, como se puede comprobar en los gastos detallados de cada consejero que se han hecho públicos durante los últimos días. Unos gastos en no más de dos días que en algunos casos superaban el salario mínimo interprofesional, fijado en 645 euros al mes durante este año.

Un ejemplo de esos viajes de lujo es el protagonizado por Rubén Cruz Orive en la festividad del Pilar del año 2004. Aquel 12 de octubre este consejero se hospedó en el Parador Nacional de Salamanca, gastando 171,57 euros, y horas después pasó la tarjeta en una cafetería del centro de la ciudad por importe de 71,15 euros. Al día siguiente volvió a pasar la tarjeta negra en un restaurante junto a la Plaza Mayor, pagando 176,98 euros por una comida. Y cabe destacar cómo apenas dos horas después, el tiempo que se tarda en llegar a Madrid, ya estaba pasando la tarjeta para pagar en una clínica veterinaria, después en un supermercado y llenando el depósito de gasolina.

También estuvo en Salamanca el entonces presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. El 30 de diciembre de 2005 pasó la tarjeta negra para pagar un alojamiento en Nochevieja en el hotel Palacio de San Esteban, por importe de 128,40 euros, y también otros 38 euros en gasolina. Días antes había comprado joyas por valor de 2.350 euros, quién sabe si para regalarlas a su pareja durante ese fin de año en la capital del Tormes. Son sólo algunos ejemplos de los gastos de lujo que los dirigentes de la entidad financiera madrileña pasaban a cuenta de sus arcas.

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