El Ayuntamiento puso en marcha un dispositivo especial de la Policía Local con casi un centenar de agentes para intentar impedir el consumo de alcohol en la vía pública. Pero la presencia de decenas de miles de jóvenes llegados de toda España, y sobre todo, su dispersión por todo el centro de la ciudad en horas previas a la medianoche, no impidió la celebración de múltiples botellones en la calle.

Desde las nueve de la noche fueron numerosos los grupos que se podían ver en las plazas de Los Bandos, Libertad y San Juan Bautista, así como las cercanías del Campo San Francisco. Cualquier banco o incluso portal fue aprovechado para congregarse los amigos y conocidos, y beber antes de entrar a la Plaza Mayor, donde los controles eran mayores para impedir el acceso de alcohol durante las tradicionales doce campanadas. Otros muchos, en cambio, optaron por hacer la fiesta antes en casa tras pasar por unos supermercados más concurridos de lo habitual y con las estanterías de alcohol vaciándose.

El exceso de alcohol jugó una mala pasada a algunos jóvenes, que tuvieron que ser atendidos por Cruz Roja y el servicio sanitario de emergencia debido a intoxicaciones etílicas. Algunas de ellas incluso antes de la medianoche, cuando antaño comenzaba la fiesta. Y es que ahora la Nochevieja Universitaria ya empieza al mediodía y por la tarde para muchos jóvenes con sus particulares botellones.

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