En nuestro país, Cáritas Española y Manos Unidas van a desarrollar de manera conjunta esta campaña, como explicaron en la presentación los obispos responsables de ambas instituciones, monseñor Alfonso Milián y monseñor Juan José Omella, respectivamente.  Junto a ellos, intervinieron en el acto, para explicar en detalle los objetivos y estrategias de esta campaña, la directora del Área de Cooperación Internacional de Cáritas, Natalia Peiró, y el coordinador del departamento de Campañas de Manos Unidas, Marcos Gordillo. 

Como aseguró monseñor Milián en la presentación, “esta campaña nos convoca a intensificar la lucha contra la pobreza y el hambre, movilizando más todavía a los agentes pastorales y a los fieles, así como a todas las personas de buena voluntad, en asociación con otros actores que comparten nuestros valores y nuestras convicciones”. De lo que se trata, añadió monseñor Omella, es de “instaurar estructuras de reflexión y acción a todos los niveles, a fin de que, respetando el principio de subsidiariedad, cada cual aporte su contribución a la eliminación del escándalo del hambre en el mundo”.

Terminar con el hambre en 2025

El objetivo prioritario de esta iniciativa global auspiciada por el Papa Francisco y realizada por la Confederación Caritas Internationalis es terminar con el hambre para el 2025. La implementación del derecho a la alimentación en los países en los que no está garantizado es una medida fundamental para eliminar el hambre en el mundo. Para ello, dentro de la Campaña se elaborará un anteproyecto de ley para promover el derecho a la alimentación, que será remitido a los Gobiernos nacionales de cada país para que lo adopten.

En el marco de la campaña, además, se abogará también ante las Naciones Unidas para conseguir la realización de una sesión sobre el derecho a la alimentación durante la Asamblea General de 2015. Dentro de cada país, se identificarán una serie de objetivos nacionales que aborden los temas de la pobreza en sus respectivos territorios, como, por ejemplo, el desperdicio de la comida y la promoción de la horticultura, o realizando acciones de incidencia ante los propios Gobiernos.

La campaña “Una Sola Familia Humana, Alimentos para Todos” se basa en el principio de que cualquier cambio real debe originarse primero y sobre todo en nosotros mismos y en nuestra capacidad de ver el rostro de Jesús en quienes padecen hambre. Cuando empezamos a buscar profundamente, en nosotros mismos, nuestro sentir sobre los temas vinculados al hambre, tanto en casa como fuera, nos damos cuenta que solo trabajando como una sola familia humana, con espíritu de compasión y unidad, podremos finalmente poner fin a una grave injusticia: que habiendo alimentos suficientes en el mundo, la gente todavía pase hambre.

 

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