El Carmen, el hermano pequeño de Pizarrales que fue construido por los propios vecinos

 El Carmen, el hermano pequeño de Pizarrales que fue construido por los propios vecinos
El Carmen, el hermano pequeño de Pizarrales que fue construido por los propios vecinos
Las ciudades suelen ser el mejor ejemplo del cambio de mentalidad de la sociedad y Salamanca no es diferente al resto. De esta manera, pocos barrios quedan en la actualidad que tengan ese espíritu de camaradería como había antaño, donde cada uno era como un pueblo en miniatura. Hace unas semanas “Gente de Barrio” estuvo en La Vega y en esta ocasión se ha desplazado hasta otro núcleo similar: El Carmen.
 
Allí espera Amador García, un vecino del barrio desde 1960, año en el que la Obra Sindical del Hogar le otorgó su casa por futuro matrimonio. Su familia ocupó una de las 452 viviendas de protección oficial que se levantaron por aquel entonces, pero no construidas por ninguna empresa como ocurre hoy en día, sino gracias a sus propias manos. En un barrio de claro tinte obrero, fueron los propios vecinos los que edificaron sus hogares. Tal fue la afluencia de solicitudes que tuvo el sindicato, que los edificios de dos plantas que al principio eran para dos familias acabaron siendo para cuatro.
 
En sus inicios, El Carmen contó con un gran problema: el agua. Al estar situado en alto, el agua procedente del depósito de la avenida de Italia no llegaba de manera regular y a menudo se cortaba, por lo que tenían que ser los bomberos los que llevaran el líquido a las casas. Lejos de acomodarse, los vecinos levantaron las herramientas y fueron ellos mismos quienes cavaron las zanjas correspondientes desde el depósito de la Chinchibarra hasta sus hogares, lo que supuso un gran hito.
 
El Carmen también se caracterizaba por ser un barrio oscuro. Apenas había iluminación por las calles más allá de un par de bombillas en lo alto de los palos, unidas a la toma central por unos cables que en su mayoría estaban pelados. El hijo de Amador, con el que comparte su nombre, cuenta que cuando era niño y jugaba al balón, en cuanto se le desviaba ligeramente y golpeaba alguno de los cables producía un apagón en toda la calle.
 
A partir de los 80 este núcleo urbano comenzó a subsanar sus dificultades estructurales gracias, en su mayor parte, a Jesús Málaga. “Con Jesús Málaga metieron el agua bien y se pavimentaron las calles”, señala Amador. Tal fue su influencia y el cariño que le profesan los vecinos que tiene una estatua en el barrio. Además, su esposa llegó a ser directora de uno de los colegios.
 
En la actualidad, El Carmen es un barrio mayor, ya que la mayoría son los vecinos actuales son los que lo inauguraron en su día. Y si no son estos los que ya no habitan en las casas, estas son ocupadas por sus descendientes, lo que hace que el espíritu inicial perdure y siga dando al barrio ese toque de pueblo que se ha perdido en otras zonas.

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