Llega el verano y abundan las noticias sobre las operaciones salida y los viajes que los españoles realizan para tomar un descanso de sus respectivos trabajos y su rutina diaria. Las piscinas de las diferentes localides y las costas se llenan de salmantinos y salmantinas buscando refrescarse del sofocante calor que azota la provincia en estos días y las calles de la capital se vacían de los habitantes habituales y se llena de turistas que prefieren el interior para su descanso.

Sin embargo, este hecho no se puede repetir en todas las familias. Todavía son muchos, cientos, las que ni siquiera piensan en esas vacaciones por diversas razones. La principal es la falta de trabajo que no permite más que pensar en cómo llegar a fin de mes. En los peores casos donde las ayudas son escasas, la lucha por pasar el mes se convierte en casi diaria. La solidaridad no para en verano e, incluso, se vuelve más intensa en algunos casos. 

La alimentación es una de las principales ayudas que las organizaciones prestan a los más desfavorecidos. Existen muchas en Salamanca que alternan sus servicios con todos los necesitados. El Comedor de los Pobres da servicio a unas 500 personas al mes, 100 de manera diaria gracias a su servicio de comida caliente por el que los usuarios se llevan tuppers para comer y cenar durante el día. Servicio que se cierra en agosto debido a la falta de voluntarios. Durante julio, eso sí, se intensifica el servicio debido a la ausencia de comedores escolares. 

También otras organizaciones como el Banco de Alimentos se prestan a ayudar a los más desfavorecidos. Casi nunca lo hacen de manera directa y sí a través de reparto de alimentos a otras organizaciones que sí prestan servicio. Sin embargo, en los casos extremos derivados por el 012 de la Junta de Castilla y León, realizan de manera personal y directa el reparto para que nadie pase hambre. Son las menos, es cierto, pero también existen casos.

Existen, por otro lado, otras numerosas instituciones que ayudan en la medida de lo posible a las personas en riesgo de exclusión. Cáritas no reparte alimentos pero sí ayudas a la alimentación, entre otras cosas, dentro de su programa de acogida y atención primaria. Estas, puntuales, se dan de manera que nadie pase hambre mientras esperan otras ayudas de los servicios sociales. La de la alimentación, que en julio y julio la han recibido cerca de 850 personas, sin embargo, es solo una pequeña arista de las múltiples que prestan entre las que se encuentra, también, ayudas alejadas de lo económico y centradas en la normalización de la persona como la orientación laboral. 

En lo que respecta a Cruz Roja, apenas notan cambios del verano con respecto a otras épocas del año aunque sí han advertido un ligero descenso en los últimos años de personas que buscan alimentos o tarjetas para gastar en supermercados. Cerca de 3.600 se beneficiaron de las ayudas de la institución para alimentos durante 2015, cifra que se mantiene prácticamente igual, aunque con un ligero descenso, en 2016, aunque en estos números no se tengan en cuenta los repartos de alimentos que se realizan conjuntamente con el Banco de Alimentos desde la Unión Europea. 

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