La situación económica que se ha vivido en España desde 2007 ha llevado a la desaparición de un buen número de empleos a tiempo completo. Parte de esta disminución se ha visto compensada con el aumento de los contratos a tiempo parcial, aunque bien es cierto que éste ha sido copado casi en su totalidad por hombres. Según el análisis que ha realizado Randstad, empresa de recursos humanos, a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística (INE), los contratos con jornada a tiempo completo disminuyeron un 22% de 2007 a 2013, frente al aumento del 12% de los parciales. 
 
Este trasvase de contrataciones de tiempo completo a parcial ha venido en parte impulsado por algunas medidas que se introdujeron a raíz de la reforma laboral, con el objetivo de dar mayor flexibilidad al mercado. En la actualidad, en algunos países esta modalidad ya se ha convertido en una herramienta básica de generación de empleo. Por ejemplo, Holanda tiene la tasa de contratos a tiempo parcial más alta del mundo (49%) y cuenta con un 7% de desempleo.
 
La modalidad de contratación a tiempo parcial ha estado muy ligada al sector femenino por posibilitar la conciliación de la vida laboral y familiar. En 2007 se registraron 1.906.400 contrataciones de mujeres frente a 492.300 de hombres, lo que suponía que casi se cuadruplicaba la cifra. En la actualidad, esta modalidad de contratación continúa estando sobrerrepresentada por mujeres, pero la brecha se ha estrechado, porque desde entonces los contratos de jornada parcial en mujeres solo han crecido un 3%, mientras que en hombres un 46%. Así, en 2013, el número de contrataciones de mujeres solo casi triplicaban en número al sector masculino, firmándose unos 1.967.200 contratos a tiempo parcial por trabajadoras, frente a 718.100 por parte de hombres. 

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