Bajo el lema ?Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?? se celebra este miércoles en toda España el Día del Seminario. Según estadísticas de la propia Conferencia Episcopal Española, el número de seminaristas en España ha aumentado un 2,7% respecto al año anterior y en el curso 2014-2015 hay un total de 1.357 seminaristas mayores, lo que supone 36 más que en 2013-2014. 

Esta tendencia al alza se ve reflejada también en la Diócesis de Salamanca. El Seminario diocesano cuenta este año con dos nuevos seminaristas: Antonio Carreras (34 años) y Juan José García (33 años). Como el número es todavía muy reducido, estos dos jóvenes viven en el Seminario Diocesano de Ávila (Paseo de los Maristas de Salamanca), junto a los seminaristas de Ávila, Segovia, Ciudad Rodrigo y Zamora. Un total de 19 seminaristas de Castilla. José Ángel Ávila (41 años), es desde el año pasado el nuevo Rector del Seminario diocesano de Salamanca.

?Quiero ser sacerdote, pronunciar estas palabras en medio de una conversación con un grupo de amigos, es algo que, de momento, asegura unas cuantas caras de asombro y alguna que otra sonrisa, aunque después del estupor inicial y de un tiempo, todos comiencen tímidamente a apoyarte y a comprender algo del significado de tu opción?, explica Antonio Carreras. 

?Yo vivía en Madrid desde hacía años donde, tras finalizar mis estudios de Derecho y hacer allí un Máster, estuve trabajando cinco años en consultoría. Hasta entonces mi vida había transcurrido como la de muchos jóvenes, estaba satisfecho con lo que tenía y sin embargo no acaba de ser feliz. Dios había ocupado siempre un lugar relativamente importante en mi vida pero desde hacía un largo tiempo yo sentía que Dios me llamaba para algo distinto?, relata.

Añade que le resulta complicado continuar hablando de su vocación al sacerdocio sin antes contar lo que siempre ha significado para él ser creyente y ser cristiano. ?Hablar de mi creencia en Cristo y de mi experiencia en Dios, desde niño hasta ahora; de mi creencia en la existencia de un Dios que desde lo más hondo e íntimo de nosotros realiza su amor, y que por medio de los demás se deja sentir. De este Dios sólo puedo decir que lo he experimentado hasta ser la Verdad de mi vida. La Verdad que me lleva a ansiar una vida más plena y auténtica, aunque a veces la viva entre vacilaciones y dudas. Puedo decir que hoy vivo mi vocación al sacerdocio como la respuesta confiada a la llamada personal que Dios me hace para que siga las huellas de su Hijo en la historia de mi vida mientras hago camino, al mismo tiempo, con el resto de la comunidad?.

Antonio Carreras considera que ?la vocación es servicio y entrega a los demás en el anuncio del Evangelio. Es hablar desde la experiencia íntima de quien sabe que tiene a Dios por Padre y que desde su libertad la vida se vuelve bienaventurada mucho más de lo que nunca antes pudo imaginar. Es contar también su encuentro con Jesús, con el Dios Hijo que humaniza al hombre más allá de todo límite, derribando muros y venciendo resistencias, a un amor desprendido que lleva a vivir una vida realizada, una vida de verdad, una vida auténtica?.

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