Un consumidor doméstico puede reducir su factura 60 euros (impuestos incluidos) al año sólo por disminuir un tramo (1,15 kW) su potencia contratada. “La introducción del contador inteligente hubiera sido un buen momento para cambiar esta situación, pero desde el primer momento no se ha contado con el consumidor ni para el desarrollo de funcionalidades, ni para la introducción de posteriores cambios, negándole la información necesaria para aprender de sus hábitos de consumo”.
En este sentido, Anae proporciona en su página web las herramientas y análisis necesarios no sólo para saber cuál es la potencia ideal de cada consumidor sino también la conveniencia o no de pasar a una tarifa con discriminación horaria, consiguiendo unos ahorros medios de 170-190 euros anuales.
Consumidores profesionales
La potencia en los consumidores profesionales tiene asociado un precio mayor, por lo que ajustarla a las realidades del negocio es imperativo. En empresas, comercios, industrias, etcétera, la potencia contratada se vuelve un asunto más complejo ya que admite diferentes posibilidades de contratación y está sometida a diversa regulación, por lo que la Comisión Nacional de los Mercados en sus informes distingue entre potencia contratada y facturada, existiendo notables diferencias. Si, además, se tuviera en cuenta la demanda, las diferencias serían muchísimo mayores.
Las actuaciones que ha realizado Anae a sus socios, en este sentido, “frecuentemente derivan en ahorros anuales del orden de cuatro a cinco dígitos. Por nuestra experiencia, raro es el suministro en el que nunca se hizo una optimización, se hizo hace tiempo o se confía en el gestor de la gran eléctrica, que su demanda esté acorde con lo facturado y por tanto con precio ajustado. Lo normal en suministros profesionales es pagar sobrecostes, a veces muy importantes”.
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