¿Estamos ya inmersos en pleno cambio climático? El inicio del año 2016 así lo deja entrever después de que 2015 ya fuera el año más caluroso de la historia, con fenómenos atípicos en función de la estación en todo el planeta. Por ejemplo, mientras al otro lado del océano Atlántico se registran temperaturas bajo cero de récord, con nevadas históricas y vendales nunca vistos, en la Península Ibérica se viven días primaverales. Los datos vienen a confirmar las apariencias de ese cambio climático.

El pasado día 24 Salamanca batió su récord de temperatura máxima en un mes de enero, según datos oficiales de la Agencia Estatal de Meteorología. Hasta 19,7 grados se llegaron a registrar, superando el récord que hasta ahora ostentaba el 9 de enero de 2014. 

Pero no ha sido algo puntual, pues durante todo el mes se han registrado temperaturas impropias del invierno. Así, ha sido el enero menos frío desde que se registran datos, superando los 7,5 grados de 2014, en concreto en una décima.

Este calor atípico está propiciando imágenes más habituales incluso del verano, como turistas comiendo helados en plena calle. Hay árboles que ya están floreciendo, dos meses antes de que llegue la primavera, y hasta en el Ayuntamiento de Salamanca están aplicando tratamientos a determinados árboles que normalmente se llevan a cabo con el año ya más avanzado. Porque cualquier cambio en la temperatura no sólo afecta a que haga más frío o calor, también tienen una influencia directa sobre los hábitos y la salud de los seres vivos.

 

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