Entrar a Urgencias del Hospital Clínico Universitario de Salamanca es como si se detuviera el tiempo. Una abarrotada sala de espera, en la que te puedes dar con un canto en los dientes si encuentras sitio hasta tu citación, lo dice todo. El colapso es palpable, a pesar de todo cuanto se diga desde las administraciones y las excusas que quieran ponerse a su debido tiempo. Cuatro, cinco, seis? Son las horas que como mínimo tienes que ver pasar por tu reloj hasta que por fin llega ese momento en el que eres atendido por el personal médico del hospital. Claro está, y tampoco es plan de hacer demagogia con ello, dependiendo de la gravedad del caso. Lo cierto es que lejos de reforzar las plantillas para tratar de reducir esa espera, sobre todo en épocas como este invierno en el que la gripe pega fuerte, se recortan.

Sin teorías, no hay mejor demostración que la realidad misma. Por ello SALAMANCA24HORAS ha convivido in situ con los pacientes que esta semana, muy a su pesar, han tenido que hacer uso obligado de este servicio médico. El de una paciente de 81 años, que ha preferido mantenerse en el anonimato, es uno de los casos. Ingresó en Urgencias el pasado 31 de enero. La causa, una hemorragia interna agravada por el ?Sintrom?. A las 9:30 horas tomó asiento en la repleta sala de espera, pero no fue hasta pasados algo más de tres cuartos de hora cuando entró a consultorio. Y una hora después cuando por fin la vio un médico y le realizaron pruebas. Pero en este caso la relación idílica ?tiempo-urgencias? no acabó ahí ya que hasta las 14:30 horas permaneció en dicho servicio clínico hasta que ingresó en planta. En total, cinco horas. Además de la espera a los resultados de las pruebas, ¿habría camas libres para poder ingresar?

Como ya recogiera este diario, los sindicatos demandan para el hospital de Salamanca una nueva política de personal que permita contar con más médicos y un mayor equipo de profesionales sanitarios que puedan poner fin a este colapso no solo propio de estas fechas. Mientras tanto, los tiempos de espera seguirán desesperando a los pacientes. ?Aquí sabes cuándo entras pero nunca cuándo sales?, ?vine con mi madre hace un mes y aunque nos llamaron para consulta a los diez minutos luego tardamos seis horas?, ?ni que dieran dinero? o ?ya te puedes morir? son solo algunas de las frases espetadas por los pacientes o los familiares que los acompañan en señal de hartazgo por lo que consideran elevados tiempo de espera.

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