Los individuos que consumieron cerveza de forma moderada presentaron mejores hábitos alimentarios, una composición corporal más adecuada, mayores niveles de colesterol bueno y menores niveles de colesterol malo que los no consumidores. Es la principal conclusión que se desprende de un estudio realizado por la profesora María Ortega Y Lluís Serra y que ha sido presentado en la mañana de este martes en el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Salamanca. Además, este estudio también ha evidenciado que la presión arterial no se ha visto en ningún momento afectada por el consumo de cerveza entendiéndose como consumo moderado dos o tres cañas diarias al día para el hombre y entre una y dos para las mujeres.

A juicio de la catedrática del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, “a la luz de los resultados del estudio, las bebidas de baja graduación alcohólica como la cerveza y otras bebidas fermentadas pueden estar incluidas dentro de una dieta equilibrada como la Mediterránea, siempre y cuando su consumo sea moderado. Ello a pesar de la creencia contraria que relacionaba la ingesta de bebidas con contenido alcohólico con el seguimiento de dietas inadecuadas”.

 

Finalmente, en dicho estudio se llegó a comprobar que los consumidores moderados y habituales de cerveza presentaron una composición corporal más adecuada que los no consumidores. Por tanto, queda desmontado aquel tópico de la barriga cervecera. “El aporte calórico de una cerveza es inferior al de otras bebidas alcohólicas”, ha recordado la profesora Ortega, a la vez que ha remarcado que aquellos consumidores moderados de cerveza presentan mejores hábitos de dieta saludables.

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