A juicio de la catedrática del Departamento de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, “a la luz de los resultados del estudio, las bebidas de baja graduación alcohólica como la cerveza y otras bebidas fermentadas pueden estar incluidas dentro de una dieta equilibrada como la Mediterránea, siempre y cuando su consumo sea moderado. Ello a pesar de la creencia contraria que relacionaba la ingesta de bebidas con contenido alcohólico con el seguimiento de dietas inadecuadas”.
Finalmente, en dicho estudio se llegó a comprobar que los consumidores moderados y habituales de cerveza presentaron una composición corporal más adecuada que los no consumidores. Por tanto, queda desmontado aquel tópico de la barriga cervecera. “El aporte calórico de una cerveza es inferior al de otras bebidas alcohólicas”, ha recordado la profesora Ortega, a la vez que ha remarcado que aquellos consumidores moderados de cerveza presentan mejores hábitos de dieta saludables.
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