La calidad y fortaleza de las relaciones sociales en España son un recurso de vital importancia para evitar el riesgo de fractura social generado por los efectos de la crisis en los niveles de renta y de desigualdad. Ésta es una de las constataciones más llamativas contenidas en el documento ‘Análisis y Perspectivas 2014’ que han presentado la Fundación Foessa y Cáritas.

Si más allá de pobreza económica hablamos de exclusión social, Foessa comprueba cómo el empeoramiento de la situación social en España se extiende a amplios sectores de la población. Actualmente, una de cada tres personas se encuentra libre de los 35 problemas que se han identificado en el primer avance de resultados la Encuesta Foessa, lo que suponen 16 puntos menos que en 2007. Ese núcleo central de la sociedad española que llamamos integración plena es ya una estricta minoría, mientras que el espacio social de la exclusión social, que era en torno a un 16% de la población en 2007, se ha intensificado notablemente hasta alcanzar al 25% de los hogares en 2013.

“No cabe duda de que son los ámbitos del empleo, de la vivienda y de la salud los que más han aportado al aumento de la fractura social”, afirma Cáritas. Así, la incidencia de los problemas de exclusión del empleo se multiplican por 2,5 y los de salud se duplican. “Nada parece indicar que la implementación de la reforma laboral haya contribuido a la creación de empleo, que ha seguido destruyéndose después de su puesta en marcha, ni a la reducción de la temporalidad de las nuevas contrataciones”, añade.

Por eso, “es significativo el incremento de los hogares que para mantener su vivienda deben hacer un esfuerzo económico tan importante que los coloca en situaciones de pobreza severa una vez descontados los gastos de vivienda”. Y es también importante el aumento de hogares que presentan dificultades para comprar medicamentos.

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