Mientras la muralla de Salamanca continúa deparando historias relacionadas con las antiguas casas adosadas en Rector Esperabé, el lienzo permanece a la espera de que se acometa su restauración. Tras desestimarse el proyecto inicial que incluía no sólo la rehabilitación de la zona histórica, sino una reconversión de todo el tráfico de las calles con una rotonda, el Ayuntamiento ha solicitado una solución al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que tiene las competencias sobre la restauración de la muralla.
 
Con un presupuesto de 340.000 euros, el proyecto incluye la rehabilitación de todo el lienzo, conservando el muro de carga perpendicular a la altura del final de la calle San Pablo. Ese enlace con la antigua puerta de acceso a la ciudad contará con un paso que facilite a los peatones cruzar de una calle a otra sin tener que rodear todo el muro. Una puerta que a su vez se emplearía como centro de interpretación sobre la historia de la muralla.
 
La antigüedad documentada de las murallas salmantinas se remonta a tiempos de Plutarco que menciona que la ciudad estuvo fortificada cuando fue conquistada en el siglo III por el general Cartagines Anibal, siendo durante el periodo de conquista romana cuando se fortifica con murallas con piedra. La ciudad queda sin realizar nuevas obras en su muralla hasta el siglo XII en el que Alfonso VII  ordena a los habitantes de la ciudad su nueva construcción, ampliando el área de la ciudad y absorbiendo las zonas del viejo arrabal. Este nuevo recinto se denominó en tiempos Ciudad Nueva con el objeto de poder distinguirla de la vieja que estaba detrás de la cerca o primitiva muralla: Cerca Vieja. 

Esta cerca poseía cinco puertas de acceso a la ciudad: la del Río, denomianda también como la de Hércules o de Anibal siendo los tres nombres por los que se conoce en la época del siglo XIII; el postigo ciego que va a dar al puente viejo y que poseía un arco ojival. Siendo derribado a mediados del siglo XIX fue el último de los supervivientes de la Cerca Vieja; el Portillo de San Juan del Alcázar que miraba hacia oeste; la Puerta del Sol que se denominaba así por estar orientada al este. Esta puerta dió origen a la plazuela de San Isidro; y la Puerta de San Sebastian junto a la iglesia de su mismo nombre. Pero ninguna de estas puertas existe en la actualidad. 

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