Guardabarros considera un riesgo para el campus la plan de tráfico por las obras del hospital

 Guardabarros considera un riesgo para el campus la plan de tráfico por las obras del hospital
Guardabarros considera un riesgo para el campus la plan de tráfico por las obras del hospital
El Comité de Bici Urbana Guardabarros advierte a la comunidad universitaria y educativa sobre la amenaza que supondría el desvío de todo el tráfico hospitalario a través de la calle Gregorio Marañón. Recuerda además que existe un plan de movilidad realizado específicamente para el campus Unamuno en el año 2006 que dista en sus conclusiones de las medidas que tanto el gobierno regional, como el consistorio local y la institución universitaria están negociando.

A su juicio, las actuales negociaciones que se están llevando a cabo para resolver el tráfico hospitalario durante la construcción del nuevo hospital, arrojan muchas dudas sobre las garantías de tranquilidad y seguridad propias de un campus universitario en el que además hay numerosos centros educativos infantiles. Según las noticias aparecidas recientemente en los medios, la avenida Gregorio Marañón está condenada a recibir provisionalmente la mayoría de los desplazamientos, presentando una grave amenaza sobre toda la comunidad educativa.

En relación al aparcamiento en superficie que utiliza principalmente la comunidad universitaria, Guardabarros alerta efectivamente de su escasa o nula regulación actual. Son los casos de los aparcamientos situados frente a la plaza de Bolonia, la trasera de la Residencia Universitaria Colegio de Cuenca y el situado junto a la avenida Ramos del Manzano. En este último caso, no existe regulación alguna mientras que en el primero las vallas de entrada y salida están abiertas la mayoría del tiempo. La gratuidad en estos espacios genera mayor demanda y no contribuye al uso de medios alternativos de transporte. A ello se suma que la gratuidad no solo provoca que la comunidad universitaria utilice estos espacios indiscriminadamente, sino que también dan cabida al aparcamiento de usuarios del hospital, incrementando diariamente el tráfico rodado en el escenario universitario.

Por eso, Guardabarros propone una regulación del estacionamiento más estricta, de pago y orientada solo a la comunidad universitaria en clara consonancia con las palabras del rector Daniel Ruipérez. Así, "el aparcamiento gratuito debe desaparecer en todo el campus, aspecto que consideramos positivo por cuanto reduciría la tasa de vehículos entrantes y salientes en busca de aparcamiento gratuito". No obstante, en lugar de negociar solo medidas para mejorar la gestión de los aparcamientos, Guardabarros insta a la Universidad de Salamanca a negociar de forma prioritaria el aumento de frecuencias de autobús urbano en horas punta para que una inmensa mayoría de PDI y PAS así como estudiantes, puedan combinar este medio de transporte con sus horarios laborales. "Esta medida redundaría también en las  alternativas de los usuarios del hospital", añade.

Asimismo, la apertura del corredor norte-sur a lo largo de la calle Tomás y Valiente desde la avenida Ramos del Manzano, "supondría una amenaza para la tranquilidad propia y necesaria de una zona con residencias universitarias como el Colegio de Oviedo y numerosos edificios dedicados al estudio, la investigación y la docencia". Según el vicepresidente de Guardabarros Jerónimo Jablonski, el acceso al campus debe estar solo orientado al aparcamiento de pago y no al atajo o la búsqueda de aparcamiento gratuito.  Unas molestias que se verían además incrementadas en horas punta como son las entradas y salidas de las facultades y de los centros educativos como el Campo Charro y Maristas donde, ya a día de hoy, se producen colapsos especialmente al medio día.

La asociación Guardabarros propone una alternativa viable para la entrada y salida de tráfico rodado al Hospital a través de la rotonda del puente de la universidad así como el actual acceso desde la cuesta de los hospitales. "A sabiendas del sobrecoste que esto pueda significar, queremos recordar a todas las instituciones implicadas que los costes monetarios no se pueden comparar con los costes humanos que los posibles atropellos que se puedan producir en un campus donde diariamente transitan niños de corta edad y jóvenes de todas las edades", concluye.

 

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