En general, los talleres actuaron bien, aunque hubo alguna sorpresa en este estudio, que se publica en la revista OCU-Compra Maestra del mes de junio. El primer punto negativo se lo llevan aquellos talleres de reparación que no informan sobre los derechos del consumidor. De hecho, un 50% de los analizados suspende en este apartado al incumplir lo que la ley les obliga: exhibir de forma clara el precio por hora , existencia de hojas de reclamaciones. Al dejar el ordenador en el taller, la OCU esperaba que se entregara algún resguardo o justificante que acreditara que el portátil se quedaba allí. Pero sólo algunos talleres lo hicieron, a otros hubo que pedírselo y, en el peor de los casos, lo denegaron.
A continuación, al llegar la hora de ver qué le pasaba al ordenador, se encontraron con un amplio abanico de situaciones. En los otros 23 talleres sí cobraron por 'reparar' el portátil, y las facturas más llamativas fueron las de dos talleres que cobraron 138 euros y 116 euros, respectivamente. Argumentaron que habían cambiado piezas que no habían sido cambiadas, ya que las señaladas con tinta invisible seguían estando en el ordenador. Es decir: pagar por nada.
A pesar de estas lamentables situaciones con las que cualquier consumidor puede toparse, la OCU considera que las cosas han mejorado en los últimos años. Pese a todo, las chapuzas a las que puede enfrentarse un consumidor son variopintas: ssustituir piezas que están en perfecto estado, cobrar por piezas que no se han cambiado, conceptos extraños que no se sabe a qué hacen referencia pero que sirven para hinchar la factura, y talleres que no avisan cuando la reparación ha terminado. Ante estas situaciones, la OCU exige más seriedad a los talleres. Además, solicitamos a las comunidades autónomas que aumenten los controles para detectar y sancionar las irregularidades.
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