Cada vez son más los ciudadanos que prefieren incinerar a sus familiares muertos. El coste medio, en torno a 830 euros, no supone un desembolso importante para quienes prefieren conservar a sus seres queridos. No obstante, los salmantinos todavía prefieren la inhumación, pues las incineraciones apenas suponen un diez por ciento, la mitad que a nivel nacional.
 
Un enterramiento bajo tierra o en un nicho supone un gasto medio de unos 550 euros tanto en el cementerio de San Carlos Borromeo como en el nuevo de Tejares, el Virgen de la Salud. Ahora bien, pese a que el coste es menor, la sepultura y demás ornamentos suponen al final un coste mayor que la incineración. Aunque, para conjugar ambos ritos, crece la moda de enterrar las urnas con las cenizas en lugar de esparcirlas o guardarlas.

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