Silvestre Sánchez Sierra nació en 1937 en un pequeño municipio de Salamanca, Aldearrodrigo. Se trata del cuarto de seis hermanos y en su infancia tuvo que compaginar los estudios con la labor en el campo, tanto en agricultura como en ganadería. Más adelante ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía, donde en los años setenta fue destinado a Barcelona. Allí compaginaría este trabajo con otro de vendedor de seguros y se iniciaría en el mundo de la hostelería de la mano de un gran amigo suyo. Actualmente posee prestigiosos restaurantes en la ciudad condal como el ?Salamanca? o ?La Barca del Salamanca?. En suma, también posee varios negocios en la capital del Tormes.

Ningún salmantino duda del gran embajador de su tierra que ha sido y es Silvestre, pues siempre que tiene la oportunidad muestra su amor y cariño a esta provincia. Y lo dice a este diario apesadumbrado, lamentando profundamente el no haber podido venir la pasada Navidad. ?Amo a Salamanca y la llevo en el corazón?, recalca desde uno de sus negocios en Barcelona, orgulloso también de que sus hijos y sus nietos sean catalanes.

No obstante, vive con preocupación la situación política que se vive en la región y el sentimiento separatista que se ha expandido en los últimos años desde la Generalitat. Sin haber transcurrido una semana desde la investidura de Carles Puigdemont como presidente de Cataluña, quien abiertamente ha prometido iniciar el proceso de independencia de España, Sánchez Sierra asegura estar disgustado enormemente. ?Como dije antes, amo a Salamanca. Pero Cataluña me lo ha dado todo y aquí tengo también a mi familia y mis negocios. Me pregunto dónde querrán llegar los que dicen llamarse separatistas. ¿Qué necesidad hay de meternos en este lío en el que nos ha metido el señor Artur Mas??, asegura.

Desde el punto de vista empresarial, no esconde la idea de abandonar Cataluña y regresar a su amada Salamanca. Pero es solo eso, una idea, ya que reconoce que sería un paso difícil de dar por el entramado empresarial que tiene en Barcelona. ?Si pudiera trasladarme a Salamanca con la mitad de lo que tengo, lo haría. Pero mis negocios me obligan a estar aquí, sobre todo cuando tienes trabajando a cuatrocientas o quinientas personas. Me duele porque nunca he tenido ningún problema con nadie y siempre he sido bien aceptado como un castellano que vive en Cataluña. El problema que hay es político, no de la gente. Me ha disgustado que Puigdemont no haya jurado como presidente servir a España ni a la Constitución?, señala.

Aún con todo, Silvestre Sánchez Sierra considera que el proceso de independencia catalana quedará en agua de borrajas. ?España es grande y creo que finalmente no se dará este paso. Hace falta un gobierno que haga frente a todos estos líos. Sé que la soberanía de España no se va a tocar en cuanto he sentido a PP, PSOE y Ciudadanos. La Generalitat tiene una deuda de miles de millones de Euros. En el caso de separación habría que pagar de momento entre un 18% y un 20%. Además, cambia ejército, policía, bancos, etcétera. La independencia catalana sería la ruina para nuestros negocios. Desde la humildad seguiré amando a mi tierra y trabajando al pie del cañón agradecido a Cataluña porque me ha ido bien?, concluye tras recordar el medio siglo de vida que lleva en la ciudad condal.

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