La Real Academia de Ingeniería ha reunido a cinco grandes compañías del sector energético (Iberdrola, Abengoa, Gas Natural Fenosa, Acciona Energía y Endesa) para conocer sus planteamientos sobre la situación actual y perspectivas del sector eléctrico, el déficit de tarifa y las reformas que hasta el momento ha planteado el Gobierno. La sesión estuvo coordinada por el académico Eloy Álvarez Pelegry, director de la Cátedra de Energía del Instituto Vasco de Competitividad-Deusto. Contó con las intervenciones de Carlos Sallé Alonso, Director de Regulación de Iberdrola; José Domínguez Abascal, Secretario General Técnico de Abengoa y académico de la RAI; José María Egea Krauel, Director General de Planificación Energética de Gas Natural Fenosa; Santiago Gómez Ramos, Director de Gestión y Energía de Acciona Energía; y José Casas Marín, Subdirector General de Estrategia, Regulación, Medioambiente y Desarrollo Sostenible de Endesa.
 
Eloy Álvarez Pelegry recordó en su presentación que uno de los desequilibrios existentes proviene de los costes regulados del régimen especial, tanto por el aumento de la potencia instalada,  como por el valor de algunas primas, que en algunos casos tienen niveles muy elevados. Desde hace años “se tomó un camino económicamente insostenible que han contribuido a aumentar el déficit de tarifa, que acumulado se acerca al 3 por 100 del PIB.  Eso y el no repercutir los costes crecientes del sistema en los precios finales a los consumidores son algunas de las causas básicas que nos han llevado a la situación actual de un agobiante desequilibrio económico”. 
 
¿Cómo afrontar las soluciones de la repercusión de los mayores precios? En algún país europeo, apuntó el moderador “a pesar de que entre los votantes hay una gran mayoría de consumidores eléctricos, se ha consensuado que son los ciudadanos de a pie, los  consumidores domésticos, los que soportan los mayores incrementos de una estructura de generación cada vez de mayor coste. Este consenso no se ha dado en nuestro caso”.
 
Otro fuerte desequilibrio se ha dado entre los objetivos de la planificación y su grado de cumplimiento. Álvarez Pelegry puso como caso más llamativo los objetivos para 2010 en energía fotovoltaica, “cuya potencia deseada era de 0,4 GW y la realidad, que con 4 GW de potencia ha supuesto multiplicar por 10 los objetivos planificados, situación que se reproduce tras 2010 con otras tecnologías”. 
 
Ahora el reciente anteproyecto de Ley de medidas fiscales en materia medioambiental y sostenibilidad energética anuncia una batería de impuestos cuya aplicación mantiene “en vilo” a las empresas, las industrias y usuarios finales de la energía. Para las empresas las nuevas tasas supondrían una disminución de sus beneficios. Para los ciudadanos, una merma de sus economías domésticas. Y para la industria una probable pérdida de competitividad. Esta situación no puede dejar de verse en el contexto de los desequilibrios actuales del sector eléctrico y de los retos que necesariamente han de afrontarse por todas las partes involucradas. 

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